La lluvia amenazó todo el sábado, pero las nubes negras no desalentaron a quienes desde el medio día enfilaron en el tedioso acceso a Foro Sol para la segunda jornada del festival de música más importante del país y “hasta de América Latina”, dicen muchos de los que han venido todos o casi todos los años y que en esta ocasión despidió a una de las más representativas agrupaciones de estos escenarios: Nortec Collective. 

 

Pero antes, el Vive Latino abriría con un “Nos faltan 43” de Centavrvs, mensaje que se extendió de norte a sur y que replicarían Enjambre, La Cuca y Caifanes durante el resto del día.

 

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Sin embargo, la verbena a cada hora más concurrida invitó a bailar, ya sea con Mariel Mariel en la Carpa Intolerante o Tropikal Forever en la Tecate Titanium.

 

Molotov Jukebox sorprendió a más de uno con su ritmo latino venido desde las tierras londineses de Harry Potter y sus historias, donde la vocalista, Natalia Tena, interpreta a un ser mágico que por un sábado hechizó a la chaviza mexicana.

 

En el Gozadero se perdió la noción del tiempo, sólo hubo un antes y un después de que anochezca; las cervezas, los mezcales y la música electrónica hicieron a los más bailadores del Vive alzar los brazos para recibir la lluvia que en esos momentos sólo pareció un regalo divino para refrescar los ánimos.

 

 

¿El rock nacional sigue vivo? “A huevo”, responde DLD a un periodista despistado que ignoró a los cientos, a los miles que el sábado se dieron cita sólo para ver a las bandas antañas que en los cuatro escenarios hicieron matear a los rockeros que pisaron el Vive por primera vez hace 16 años y que este regresaron, algunos, con sus hijos montados en los hombros.

 

 

Así tanto La Cuca, con sus mensajes políticos anti-Peña, como Interpuesto, con sus rolas metidas en la cabeza de cualquiera que haya tenido un desaire amoroso en la juventud, rompieron con las barreras generacionales para suscribir con DLD en el “a huevo” que hay rock nacional para muchos años, para siempre.

 

 

El anochecer trajo consigo a Apocalytica, El Columpio Asesino y Brandon Flowers, coreados por muchos e ignorados por otros que con sus varias cervezas encima prefirieron vagar y perderse en sus pláticas.

 

 

Pero lo que más hizo la noche fue acortar la espera para los platos fuertes del segundo día de fiesta, pues no hubo un grito más fuerte durante el día como el que al unísono recibió a Saúl Hernández, con sus Caifanes y los Dioses Ocultos que pidieron 43 segundos de silencio por Ayotzinapa. 

 

 

Y aunque desde Manchester llegaron los legendarios Happy Mondays al escenario Rockcampeonato, el récord de manos levantadas a las 22:45 se lo llevó Nortec Collective en su última presentación en un Vive Latino.

 

El cansancio, hinchazón de pies y la peda no evitaron que los presentes despidieran a los norteños como se debía: bailando.

 

Foto: Cuartoscuro

 

 

Todas sus rolas sin excepción desataban un colectivo “uuuuuuuuhhhhhh” de éxtasis que se extendía desde la primera fila hasta lo más alto de las gradas, donde ni el frío evitó que los chavos se agarraran el cinturón y zapatearan.

 

Pese a que con la media noche huyeron los que temiendo quedarse sin metro dejaron pasar lo último de la fiesta, los verdaderos fans no dudaron en seguir hasta el final con estos músicos que, como cualquiera digno de cerrar un sábado, merecieron el respeto, el aplauso y las “gracias” por acompañar con sus beats a más de una generación frenética de vivelatineros y que ya mismo empiezan a extrañarlos.

 

Y aunque dos días parecerían suficientes, muchos de los que se batieron como guerreros regresarán el domingo a la última jornada vivera del año y terminar de escribir otra página del festival más importante de México, “y hasta de América Latina”, dicen los que han venido todos o casi todos los años.