WASHINGTON. Aunque la pobreza en Latinoamérica se redujo 16% en la pasada década, más de 130 millones de personas siguen inmersas en una pobreza crónica con menos de cuatro dólares al día y sin visos inmediatos de mejorar, indicó hoy el Banco Mundial.

 

Según un nuevo reporte difundido este día, la pobreza en la región se está tornando más precaria conforme la prosperidad económica, que contribuyó a su reducción, empezó a menguar, como lo demuestra la drástica caída en más de 5% del Producto Interno Bruto (PIB) en los pasados cuatro años.

 

El Banco Mundial (BM) anticipó que es probable que esta contracción impedirá que haya una mejoría sustancial en el mercado laboral, eliminando así uno de los principales motores detrás de la sólida reducción en la pobreza experimentada entre 2003 y 2013.

 

Sin embargo, el reporte “Los Olvidados: Pobreza Crónica en América Latina y el Caribe” no ofrece soluciones y uno de sus autores indicó que el propósito es dotar de un nuevo análisis sobre los efectos que la pobreza extrema tiene sobre estas personas.

 

“La contribución de este reporte es que trata de entender esta pobreza y poner de relieve que estas personas enfrentan mayores barreras sicológicas que otras que viven en la pobreza”, dijo Jamele Rigolini.

 

En conferencia de prensa, Rigolini explicó que el reporte contiene algunos mensajes para los responsables de las políticas en la región, en particular: “Cómo podemos hacer mejor las cosas”.

 

El reporte encontró que los niveles más elevados de pobreza crónica no son exclusivos de países como Bolivia, pues ésta es prevalente en algunos considerados de ingreso medio como Colombia, cuya tasa de pobreza crónica es de 32.4%.

 

Sin embargo, los tres países con los mayores índices se ubican en Centroamérica: Nicaragua con 36.9%, Honduras con 41.5 y Guatemala con 50%.

 

Este aspecto, de acuerdo con otras de las conclusiones del reporte, demuestra que el fenómeno de la pobreza crónica es tanto rural como urbano, al hacer notar que países como Brasil, Chile y México presentan también índices elevados.

 

El reporte señala que aunque 70 millones de personas salieron de la pobreza en la pasada década, la mayoría de estos no pasaron a engrosar de lleno las filas de clase media sino que ingresaron a un segmento intermedio.

 

Para los autores del reporte, este es un segmento considerado como “vulnerable”, el cual coloca a estas personas en riesgo de volver a caer en la pobreza.

 

Renos Vakis, otro de los autores del reporte, destacó el componente sicológico detrás de la pobreza crónica abordado por el reporte, el cual pone de relieve que algunas de las respuestas a este fenómeno resultan simples y de bajo costo.

 

“Me parece que donde existen enormes oportunidades es en la reformulación y el rediseño de muchos de los programas de asistencia o transferencias condicionadas, y creo que incorporar algunos de los aspectos de conducta no van a presentar gasto adicional alguno”, apuntó.

 

El reporte indicó que una parte crítica de los nuevos esfuerzos para atacar la pobreza crónica es lograr una mejor coordinación entre los diferentes programas sociales y económicos destinados al combate de la pobreza, con énfasis en atender su costo mental y emocional.

GH