Un nuevo acelerador de “start-ups” (compañías emergentes) buscará fortalecer las nuevas tendencias y modelos educativos en Latinoamérica, a través del auge de la tecnología y “el intercambio de experiencias entre empresas”.

 

“En América Latina está una de las mayores poblaciones de jóvenes del mundo y es uno de los grandes rezagados en tecnología para la educación”, por lo que este ámbito requiere un gran apoyo, asegura a Efe Fernando Valenzuela, presidente en la región de Cengage Learning, empresa responsable de traer la iniciativa.

 

Siguiendo el modelo desarrollado previamente en Boston (Estados Unidos), pero acompañándolo con “la visión latinoamericana”, el llamado “LearnLaunch Accelerator” tratará de apoyar a las empresas en sus primeros pasos, desde el punto de vista del acceso a recursos financieros, al talento a los proveedores y a los apoyos logísticos, como serían la contabilidad y las finanzas.

 

En estas firmas emergentes, que pretenden “potenciar una transformación” en el panorama educativo, se desarrollan, entre otras iniciativas, un nuevo “software” para la entrega de contenidos, otro para la formación de los profesores, y la incorporación de “hardware” de precios accesibles a la escuela.

 

La labor del acelerador, que tendrá capacidad para absorber “decenas” de empresas, según sus responsables, se desarrollará en México a través del trabajo en tres sectores diferentes: educación primaria y básica, superior y universitaria, y educación para el trabajo.

 

Así, se perseguirá alcanzar tendencias que ya son “verdades asumidas en el mundo de la educación”, señala Valenzuela, como pueden ser “la combinación con la industria del entretenimiento, el uso de videojuegos, la cocreación de contenido por parte del alumno o el rol del profesor como un curador del contenido y no como propietario”.

 

Todo ello alcanzando un balance entre “pedagogía, negocio y tecnología”, en el que no se use esta última “simplemente porque sea atractiva, sino porque genera un mejor aprendizaje”, subraya el directivo.

 

Una de las ventajas con las que cuenta América Latina, explica Valenzuela, es que aquí “las nuevas tecnologías son menos dependientes de la infraestructura tecnológica existente, y se suman a las tendencias”, como ocurriría con el aprovechamiento de los teléfonos inteligentes, ahora en alza.

 

“El hecho de que estas ‘start-ups’ que se están creando en los últimos años no tengan una herencia de transformaciones de infraestructuras permiten acceder a ellas de formas más accesibles”, defiende.

 

Aún así, la región se enfrenta al reto de afrontar el “rezago” que arrastra en el campo educativo: “No estamos acostumbrados a experimentar e innovar”, lo que implica que Latinoamérica se frene a “nuevas visiones”, opina Valenzuela.

 

Debido a que la educación hoy en día requiere “la integración de muchos jugadores”, entre ellos personajes del ámbito académico y comercial, este modelo apuesta por la relación del sector privado con las instancias educativas, por lo que contará con la colaboración inicial de la Universidad Autónoma de Chihuahua.