La insuficiente red de ductos para el abasto de gas natural que llevó al colapso de la industria nacional de fertilizantes es un factor clave detrás de la elevada dependencia de México de las importaciones de alimentos, las cuales representan ya 43% del consumo nacional, advierten investigadores.

 

Desde finales de los años 90, una inadecuada red de gasoductos propició serios desabastos del energético en las plantas de fertilizantes del país, las cuales usan el metano del gas natural para la fabricación de amoniaco, y a su vez urea, uno de los principales fertilizantes para productos agropecuarios, señala una investigación auspiciada por el Instituto Baker de la Universidad Rice en Houston, Texas y elaborada por el mexicano Adrián Duhalt.

 

El investigador, quien se desempeña como académico del Departamento de Negocios Internacionales de la Universidad de las Américas de Puebla, mencionó el caso de las plantas de amoniaco que opera Pemex en el sur de Veracruz, las cuales enfrentan problemas de desabasto de gas por lo que el suministro para fertilizantes está constantemente comprometido.

 

El desabasto de gas natural en el país alcanzó su punto más crítico entre 2009 y 2013, cuando el volumen de gas natural que se produjo en México cayó 9.4%, según datos de la Secretaría de Energía.

 

En ese mismo periodo la CFE emitió “alertas críticas” que ordenaban a las empresas reducir su consumo, lo que continuó afectando seriamente a los productores de fertilizantes.

 

Además, los fabricantes de fertilizantes mexicanos enfrentaron un aumento en el precio del gas natural a través de los años -que inició cuando México equiparó el costo de su gas con el de Estados Unidos como lo acordó en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte–.

 

A consecuencia del aumento en el precio del gas, Pemex incrementó 2012% el precio del amoniaco que suministraba entre 1996 y 2000, lo que disparó los costos de los productores de fertilizantes, a quienes les fue imposible competir con las importaciones provenientes de China, Rusia, Estados Unidos y Ucrania. Así, en la actualidad los productores agrícolas importan 70% de los fertilizantes que demandan, según la base de datos de comercio internacional de la ONU.

 

La fabricación de fertilizantes se “desplomó” a 923 mil toneladas métricas en el año 2000, lo que representó una caída de 63% en comparación con lo registrado cuatro años antes.

 

“Este colapso fue un factor clave detrás de la creciente dependencia de México a la importación de alimentos básicos incluyendo maíz, frijoles, sorgo, maíz y trigo”, precisa la investigación del Instituto Baker.

 

Cifras oficiales revelan que México importa 43% de los alimentos que consume, “lo que demuestra la ineficiencia y las fallas estructurales del sector agrícola mexicano, que no fue capaz de competir con la agroindustria de Estados Unidos después del TLCAN”.

 

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) estableció que la soberanía alimenticia está en riesgo cuando las importaciones superan 25% del consumo doméstico.

 

Duhalt reconoció que el declive de la industria de fertilizantes es sólo uno de los factores que disminuyeron la competitividad del campo mexicano, pero subrayó que una parte fundamental de la Reforma Energética será impulsar el suministro de gas a través de las licitaciones para nuevos ductos que actualmente implementa la CFE.

 

 

9.4% cayó la producción de gas entre 2009 y 2013

70% de los fertilizantes se importa

43% de los alimentos básicos llega del exterior

25% es el nivel máximo recomendado por la FAO