El británico Benedict Cumberbatch le ha demostrado al mundo que es más que el actor que se hizo famoso por haber dado vida a Sherlock Holmes, y lo demuestra en El Código Enigma (The imitation game), cinta en la que da vida a Alan Turing, el matemático inglés responsable de haber descifrado los códigos utilizados por los Nazis durante la Segunda Guerra Mundial, pero que al mismo tiempo sufrió el abuso y acoso de la autoridad de su país debido a su homosexualidad.

Por su trabajo en el filme, Cumberbatch está nominado al Oscar como Mejor Actor, y aprovecha su fama actual para solicitar al gobierno británico el perdón a miles de homosexuales que padecieron lo mismo que Turing, a quien considera un héroe de guerra. En entrevista, el actor comparte su experiencia en el filme:

 

¿Conocías la historia de Turing antes de entrar en el proyecto?

No, de hecho se me hace algo increíble que alguien que fue un héroe de guerra, que es considerado como el padre de la computación actual y un icono gay, permanezca en una relativa oscuridad en comparación a la escala de sus logros en los pocos años que estuvo en este planeta.

 

¿Crees que la historia ha sido injusta con él?

Claro. Una de las razones principales por las que me sentí impulsado a interpretarlo era para poder llevar su historia a la mayor cantidad posible de personas. Todavía se me hace incomprensible que no aparezca en billetes o que no esté en la portada de un libro de texto. Y hablo en serio. Turing fue un tipo al que Steve Jobs, Bill Gates y otros grandes de la era digital consideran como el padre de la computación moderna. Creo que se le debería celebrar como un héroe social y cultural, además de alguien con una extraordinaria importancia para el mundo científico actual.

 

Tus personajes suelen ser muy cerebrales. ¿Te es sencillo dar vida a un genio?

Para darle vida a Turing me basé en el hecho de que él formaba parte del mismo mundo que nosotros. Él era un hombre gay muy activo, un atleta de nivel Olímpico y tenía a un niño interno muy sensible, profundo e increíble. Y creo que se debía a que siempre estuvo en búsqueda de ese amor parental que no tuvo debido a los constantes viajes diplomáticos de sus padres a la India. Todo eso lo llevó a ser un tipo raro, aislado y arrogante, pues sabía perfectamente cuál era su capacidad.

 

¿Dirías que es un filme que celebra a las personas diferentes?

Es una historia humana, primero que nada. Hay situaciones universales que son comunes a todos nosotros, y aunque la película celebra a la gente que es diferente, al mismo tiempo es una advertencia en contra de los prejuicios que existen hacia ese tipo de personas y sus diferencias, ya sea por su orientación sexual, su ideología política o lo que sea.

 

¿Crees que Turing no sufriría lo mismo en la actualidad?

Si pensamos que la misma sociedad y democracia a la que él ayudó a salvar del fascismo en la Segunda Guerra Mundial, lo recompensó castigándolo de la manera en que lo hizo, resulta una ironía sumamente enfermiza. Él murió a los 41 años de edad gracias a ese castigo y ahora resulta que 100 años después de su nacimiento se le perdona. El único perdón que debería haber aquí es el de él hacia las personas que le hicieron lo que le hicieron.

 

¿Cómo le diste vida puesto que no existen archivos de foto o audio de él?

A través de pláticas que tuve con varios de sus familiares, y me dio ese punto de vista de que podía simpatizar con la inocencia de los niños debido a todo lo que el mundo había lanzado en su contra para corromperlo, destruirlo.

 

¿Cómo has manejado la fama adquirida en los últimos años?

Me he acostumbrado a ello. Hay días en los que, como cualquier persona, no te sientes del todo bien contigo, te sientes incómodo con quien eres y lo que prefieres es meterte debajo de una cobija en tu casa. Necesitas privacidad pero al mismo tiempo tienes que ir a trabajar a un lugar donde te van a preguntar si tienes resaca o estás enfermo, pues se nota que algo te pasa. Creo que con la fama es lo mismo. Hay días en los que la tomas ligeramente y no te importa que nunca has conocido te reconozcan cuando entras a un lugar, y hay otros en los que simplemente quieres ser invisible.