En cuanto se cerraron los gruesos portones, se desataron los demonios.
De nada valió que los perredistas homenajearan, minutos antes, a Manuel Camacho Solís, su visión de Estado, su capacidad estratégica y negociadora que le permitió sentar a la mesa a acérrimos contrincantes.
Tampoco sirvió que Carlos Navarrete, su dirigente nacional, soltara un intenso discurso ni que estrechara la mano de los 22 integrantes de la bancada senatorial perredista, incluidos los cuatro que renunciaron al PRD: Alejandro Encinas, Mario Delgado, Adán Augusto López y Rabindranath Salazar.
Porque apenas se fueron los invitados a la Hacienda de los Morales –Marcelo Ebrard, Ifigenia Martínez, el propio Navarrete, Camacho y su familia–, la senadora Angélica de la Peña enfiló apresuradamente hasta el lugar donde presidía Miguel Barbosa.
De la Peña (esposa de Jesús Ortega) tomó la palabra. Demandó que antes de iniciar el análisis de la agenda parlamentaria del PRD, se discutiera qué hacer con Encinas y aquellos que renunciaron al partido porque, desde su perspectiva, no tenían derecho a estar ahí ni a participar en las discusiones.
Todos sabían que eso ocurriría, empezando por Barbosa, que se negó a tratar el tema desde días antes. Y es que él y buena parte del grupo parlamentario temían –temen– “un golpe de Estado” por parte de Los Chuchos y los grupos dominantes en el partido.
–Te están asustando con el petate del muerto –le diría De la Peña a Barbosa días antes–, el asunto no es contra ti. Queremos que seas nuestro coordinador, ¡pero de nosotros, de los del PRD!
El grupo cercano a Barbosa no creyó en esas palabras. Al contrario. Decidieron arropar a su coordinador. El propio Encinas, cuando le preguntaron por qué insistía en quedarse dentro de la bancada del PRD, respondió con todas sus letras: “¡Para evitar que le den un golpe de Estado a Miguel Barbosa!”
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SE SALIERON DE LA PLENARIA.- Empezó pues el estira y afloje. Angélica de la Peña defendía su posición. Sostenía que no se trataba de un asunto “emocional” sino de una cuestión política y que pedía “respeto” para el grupo parlamentario “y para aquellos que seguimos en las filas del PRD luchando”.
Barbosa pidió que el tema –que hace con los cuatro senadores que renunciaron al partido– se discutiera al término de los trabajos de la plenaria (hoy).
Alejandra Barrales fue la primera en reaccionar en contrario. Abandonó el salón. Minutos después la siguió Isidro Pedroza cuestionando: “¿Van ellos –Encinas y compañía– a definir la posición del PRD si nos tacharon de ratas?”.
Y por último abandonó De la Peña –nadie más– con un “¡pues que (Barbosa) se quede con sus compañeros!
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SOFÍO, CÓMO CREES QUE TE VOY A APOYAR.- Mientras los senadores del sol azteca se agarraban del chongo en el salón, en uno de los patios de la Hacienda de los Morales el guerrerense Sofío Ramírez le pedía de una y mil formas a Armando Ríos Piter que lo apoyara para ser gobernador:
-¡Apóyame! Tú eres el factor allá…–, le decía.
El Jaguar movía la cabeza de un lado al otro. Sofío –el precandidato perredista más cercano al ex gobernador Ángel Aguirre Rivero– insistía. Hasta que de plano Ríos Piter le respondió:
“Si yo me hice a un lado de la contienda porque nada ha cambiado en el PRD desde lo de Iguala, ¿cómo te voy a apoyar a ti si representas lo mismo?”
(Por cierto que Navarrete informó que a pesar de lo ocurrido con los normalistas de Ayotzinapa, en Guerrero, según sus últimas encuestas, el PRD en alianza con el PT está seis puntos arriba del PRI; y que sólo el PRD vs PRI está en empate técnico: el PRI un punto arriba).
(Y que en Michoacán encabezan las preferencias por más de cinco puntos sobre el PRI y el PAN. Sólo en Morelia el PRI aparece dos puntos arriba del PRD).
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GEMAS: Obsequio del dirigente perredista Carlos Navarrete: “El PRD es el blanco de una concertación de intereses para lastimarlo lo más posible; quieren destruir y desaparecer al PRD”.
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