Desde que el Manchester United agrupó a tantos ofensivos de élite como Ángel Di María, Juan Mata, Wayne Rooney, Robin van Persie y Radamel Falcao, era evidente que no habría sitio para todos y que sería difícil de asumir la suplencia para quien quedara marginado.

 

Bien se sabe que la temporada europea es larga y que tarde o temprano cada jugador tiene su momento: en lesiones, en suspensiones, en ajustes tácticos, en rotaciones. No obstante, lo único que jamás hubiera calculado el último en llegar, el colombiano Falcao, es que llegaría el día en el que terminara incluso sin acceder a un sitio en la banca.

 

lati falcao

 

Luego de cinco apariciones consecutivas como titular, en los que lentamente comenzaba a parecerse al portento del gol que fue antes de la lesión, Radamel recibió la noticia de que el domingo iba a la tribuna. El United perdió ante Southampton en un partido en el que no atinó siquiera un remate a la portería y el polémico entrenador Louis van Gaal atribuyó su decisión a la necesidad de tener relevos para elementos fuera de ritmo como Luke Shaw o Daley Blind, aunque como suplente sí estuvo el joven ofensivo James Wilson.

 

Inicialmente se aseguró que, molesto con la decisión, el delantero no se quedó a ver el cotejo en el estadio, información más tarde desmentida, pero crecen las sensaciones de que su actualidad en el United es inestable y que no será efectuada la opción de compra por él.

 

Más allá de su inmensa calidad como atacante, si algo podía destacarse de Falcao hasta antes de la lesión que lo privó de participar en la Copa del Mundo, era la impecabilidad de su comportamiento, su entrega, su sano liderazgo, su comunión con compañeros y aficionados que lo convertían en el jugador perfecto para tener en tu plantel. Características todas que no pueden haber cambiado ante los retos del presente, por mucho que incrementen la ansiedad de un elemento demasiado deseoso de mostrarse.

 

Radamel ha tenido muy mala suerte: primero, por tan inoportuna lesión; segundo, porque fracasó su apuesta por el trabuco que se estaba conformando en Mónaco, aunque James Rodríguez también estuvo ahí y eso no impidió que su carrera se relanzara con su gran Mundial.

 

Tarde o temprano, volverá a ser uno de los mejores futbolistas del planeta y para ello necesita los minutos –y la confianza– que el coronel Van Gaal le escatima. Personaje locuaz, obstinado, controvertido, arrogante, el técnico holandés difícilmente admite una equivocación (como él mismo dijera “Cuando creo que he cometido un error, me propicia noches sin dormir… Pero eso sólo me sucede raramente”). Y Falcao está atorado en medio de la crisis del United y la obstinación de su entrenador.

 

El mundo del balón da bruscos giros y a veces es cruel. En el caso de Radamel, no sólo el United lo necesita de vuelta en su máximo esplendor: el futbol mismo echa de menos sus desmarques, sus remates, sus explosivos festejos, su alegría y carisma.

 

No hay sitio para todos los estelares que tienen los red devils en su ofensiva y menos con la rigidez que caracteriza a Van Gaal…, pero tarde o temprano Radamel estará; esa sería la mejor noticia para un United que habiendo impuesto récord de gasto en el verano pasado, sigue siendo una espesa sombra de la era Ferguson, cuando gastaba mucho menos.

 

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