En tiempos tan alterados como los que vivimos hoy, donde todo está lejos de la estabilidad deseada, donde los principios, valores, los asuntos económicos, sociales y políticos se encuentran fuera de control, donde no sabemos qué puede suceder a nivel internacional, nacional y muchas veces personal porque todo lo que sucede afuera nos afecta dentro, ya que todos estamos interconectados, esta circunstancia de vida nos puede hacer entrar en pánico y vivir en un estado de desesperanza y miedo, paralizándonos sin saber qué hacer.

 

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Sin embargo, es importante recordar que todas las crisis traen consigo oportunidades para crecer, para purificar, limpiar y ser mejores, quitando todo aquello que ya no nos sirve, impulsándonos a buscar nuevos caminos para las nuevas condiciones de vida que se nos plantean.

 

Sin duda, son tiempos difíciles, complicados para todos, para los padres que tenemos que cuidar el futuro de nuestros hijos y mantener a flote la economía familiar con esperanza de ofrecerles un mundo de mayores oportunidades, aunque en la realidad en ocasiones no sabemos si podemos sostener siquiera el nivel de vida al que estamos acostumbrados y tener alguna posibilidad de mejorarlo. Por otro lado, también para las generaciones jóvenes el mundo se presenta de alguna manera aterrador, pues las noticias que nos llegan hora tras hora son en su mayoría desesperanzadoras.

 

Sin embargo, no nos podemos quedar atrapados en el miedo y conectarnos con la idea de que la crisis es un peligro, ya que para que surjan cosas nuevas y mejores, los procesos de la vida van acompañados de eventos, momentos y etapas críticas que nos obligan a voltear hacia lados y lugares que no habíamos contemplado antes y que nos ofrecen nuevas oportunidades de vivir optimizando los recursos con los que contamos, y buscando alternativas diferentes que nos amplían el horizonte y nos pueden enriquecer más como personas.

 

Lo importante cuando surgen estas circunstancias en la vida donde la crisis se hace presente es no desesperarnos, aprender a respirar profundo y tratar de conectarnos con la parte positiva que siempre existe a nuestro alrededor, y si en algún momento sentimos que la situación nos rebasa, saber pedir ayuda para encontrar respuestas distintas que tal vez solos no podemos ver, si entramos en pánico es muy posible que se nos nuble la mente, y nos sea imposible tomar las decisiones mas adecuadas para reacomodarnos a las nuevas condiciones que la vida nos presenta. Veamos a la crisis como oportunidad y arriesguémonos a tomar decisiones diferentes que nos lleven por caminos distintos a los que estábamos acostumbrados a tomar.