BRUSELAS. El periodista francés Eric Zemmour promocionó su libro Le Suicide français en Bruselas, rodeado de una veintena de policías, pues su presencia la ciudad ha suscitado reacciones fuertes en el mundo de la política y las organizaciones.

 

El autor es conocido por sus posiciones contra la inmigración o las élites políticas, económicas, intelectuales o mediáticas.

 

Una decena de asociaciones como el Movimiento contra el Racismo y la Xenofobia, los jóvenes del Partido de Trabajadores de Bélgica (PTB) o el Movimiento de Trabajadores Cristianos se movilizaron en la capital europea para denunciar el discurso del periodista por considerarlo “notablemente racista y homófobo”, informó la televisión belga RFTB.

 

Por su parte, diez manifestantes del movimiento de extrema derecha Nación expresaron su “compromiso con la libertad de expresión” en apoyo al escritor, mientras este presentaba su última obra en el club de negocios Círculo de Lorraine.

 

Las asociaciones críticas con el autor, que en un principio iban a protestar frente al local, al final decidieron congregarse en otro punto de la ciudad para evitar un conflicto con los grupos de extrema derecha que esperaban a Zemmour.

 

“El objetivo no es la confrontación, sino advertir de que sus ideas hoy no son banales ni anodinas, como tampoco es anodino que se expresen en un círculo de decisión como el Círculo de Lorraine”, criticó Charlie Le Paige, vocero del movimiento de jóvenes PTB.

 

En el otro extremo, los integrantes del movimiento Nación precisaron en su página web que no comparten las opiniones de Eric Zemmour, aunque sí pretenden “levantarse contra el fascismo islamo-izquierdista que está intentando implantar el pensamiento único”.

 

“Voy a seguir, para disgusto de mis adversarios”, manifestó Zemmour tras calificar a sus detractores como “los vencedores que no aceptan que los vencidos se expresen”, recoge el diario belga Le Soir.

 

Eric Zemmour relata en su último libro la supuesta decadencia de su país y acusa a las élites de haber “vendido” los valores de Francia.

 

Tras el acto en el Círculo de Lorraine, el periodista asistirá a un club de campo llamado B19 Country Club, donde también está previsto un amplio dispositivo de seguridad para evitar altercados.

 

Alemania pide no sobrevalorar a Pegida

 

BERLÍN. Cerca de 18 mil seguidores de Pegida salieron el lunes a la calle en la capital de Sajonia para reclamar una ley de asilo más restrictiva y defender sus raíces judeo-cristianas, marcando un nuevo récord de afluencia en las convocatorias organizadas cada lunes, desde hace ya más de dos meses.

 

Los medios alemanes destacan la repercusión internacional de las manifestaciones y el intento de contrarrestarla del ministro de Interior, Thomas de Maizière, quien concedió una entrevista en inglés a la cadena estadounidense CNN poco antes de que Pegida se concentrara en Dresde.

 

Las tendencias islamófobas son “preocupantes”, subrayó el ministro, pero no debe sobrevalorarse un movimiento que es por el momento “un fenómeno regional”.

 

De hecho en numerosas ciudades -como Berlín, Stuttgart, Colonia o Münster- se sucedieron anoche marchas contra la xenofobia y alrededor de 30 mil personas participaron en contramanifestaciones, según cifras actualizadas ofrecidas por la policía.

 

En opinión de De Maizière, la clase política debe ocuparse del problema de la inmigración y de la integración, pero no dejar que Pegida domine la agenda en un país que ha aprendido la lección del régimen nazi y es “una democracia capaz de defenderse”.

 

Desde las páginas del popular diario “Bild”, cincuenta personalidades, liderados por los ex cancilleres socialdemócratas Gerhard Shröeder y Helmut Schmidt, se rebelan también frente a la islamofobia

 

“Hace catorce años tuvo lugar el ‘levantamiento de los decentes’ y lo necesitamos ahora de nuevo”, subraya Schröder en referencia a la multitudinaria manifestación contra la xenofobia que tuvo lugar en Berlín en el año 2000, tras registrarse diversos ataques antisemitas.

 

En la lista, en la que se mezclan políticos con deportistas y actores, aparece también el ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, quien asegura que “Alemania necesita inmigrantes y debe tener corazón para acoger a los refugiados en situación de necesidad”.

 

Tras algún titubeo inicial, el Gobierno de Angela Merkel marcó en bloque distancias claras con Pegida y condenó las marchas islamófobas, aunque el partido de la canciller, la Unión Cristianodemócrata (CDU), mantenga un complicado equilibrio en Dresde.

 

Al frente del gobierno regional de Sajonia desde la reunificación alemana, la CDU en ese estado ha mostrado cierta comprensión hacia las preocupaciones de los manifestantes, a los que ha ofrecido la apertura de un diálogo.

 

Por el momento, la única reunión prevista por los líderes de Pegida será, hoy, con los euroescépticos de Alternativa por Alemania (AfD), formación que intenta aproximarse a este movimiento a la búsqueda de votos a la derecha de la CDU.

 

Mientras, se suceden los análisis que intentan explicar por qué un grupo de nuevo cuño liderado Lutz Bachmann, un hombre con un amplio historial delictivo, consigue sacar cada lunes a la calle a miles de ciudadanos alarmados ante la, a su juicio, creciente islamización del país.

 

Entre los motivos esgrimidos, algunos de ellos contradictorios, están el hartazgo generalizado ante la clase política, el auge de un nuevo nacionalismo tras la crisis económica o el temor a que ésta acabe afectando a Alemania.

 

La radiografía financiera y demográfica de Dresde no sustenta de forma racional esas preocupaciones, con una tasa de desempleo del 8.1% (la mitad que hace una década), sin deudas en la administración local y con apenas un 3% de población extranjera y un 0.4% de musulmanes, porcentajes muy inferiores a la media del país.

 

Pegida, según el ministro alemán de Interior, es un grupo que está “muy bien organizado” y que es “muy inteligente”, ya que en todo momento ha evitado cruzar líneas rojas penales en sus discursos.

 

Sin embargo, el director de los servicios secretos de Interior en Berlín, Bernd Palenda, advirtió en declaraciones a la emisora regional rbb de que se ha detectado ya a conocidos ultraderechistas infiltrados en las reducidas concentraciones de Pegida en la capital.