YAKARTA. Toos Sanitiyoso, investigador del Comité Nacional para la Seguridad del Transporte indonesio, indicó que su estimación es que se tarde una semana en localizar las cajas negras del avión de AirAsia debido a las condiciones meteorológicas adversas, según el diario Strait Times.

 

“Lo principal es encontrar la principal área del siniestro y entonces la caja negra”, señaló Toos, quien agregó que aún no han detectado las señales de localización de estos dispositivos, que en realidad son de color naranja.

 

Las cajas, una de las cuales recoge la conversación en cabina y otra los datos de vuelo, son determinantes para saber qué ocurrió.

 

Los equipos aún no han hallado el cuerpo principal del Airbus 320-200 siniestrado, aunque sí han recuperado restos del aparato y siete cadáveres, los de tres mujeres y cuatro hombres.

 

Se cree que la aeronave se encuentra hundida a entre 30 y 50 metros de profundidad marina, al sur de la isla de Borneo.

 

Fernando Marián, controlador aéreo y vocal técnico de la Asociación Profesional de Controladores de Tránsito Aéreo (Aprocta) de España, explicó a Efe que la capacidad de emisión de las cajas negras “está en torno a los 30 días y la potencia de su señal no permite su localización por ejemplo a través de satélites”.

 

De esta manera, precisó, el tiempo que se tarde en encontrar el avión dependerá de la accesibilidad de la zona del siniestro, que en en este caso está dificultado por el fuerte oleaje y el mal tiempo.

 

“En el caso del accidente del Air France 447 se tardaron 4 años y en el del accidente de Swiftair tan sólo unas horas”, recordó Marián.

 

Además, el experto indicó que los aviones también cuentan con un sistema ELT (Emergency Locator Transmitter), que son balizas de localización que al entrar en contacto con el agua emiten su posición.

 

Según Marián, las cajas negras despejarán las dudas sobre las causas del accidente, por lo que de momento no se puede excluir ninguna hipótesis, “desde un posible atentado hasta fallos mecánicos y/o humanos”.

 

El Airbus de AirAsia despegó el domingo pasado de la ciudad indonesia de Surabaya y tenía previsto aterrizar unas dos horas después en Singapur, pero se estrelló unos cuarenta minutos después de despegar en el mar de Java.

 

Embarcaron 155 indonesios, tres surcoreanos, un británico, un francés, un malasio y un singapurense, entre 155 pasajeros y una tripulación de 7 personas.

 

El piloto llamó a la torre de control en Indonesia a medio camino y solicitó permiso para virar a la izquierda y subir desde los 32 mil pies de altitud (9,76 kilómetros) hasta los 38 mil (11,59 kilómetros) para sortear una tormenta.
La torre de control aprobó el viraje en el momento pero cuando unos minutos después llamó al piloto para aprobar un ascenso, solo hasta los 34 mil pies, no pudo establecer contacto.

 

Según datos de vuelo filtrados a la prensa, el Airbus realizó una ascensión agresiva de entre tres mil y seis mil pies por minuto y a escasa velocidad de crucero para luego desplomarse en el mar, lo que aún no ha sido confirmado por las autoridades.

 

El piloto, el capitán Iriyanto, era un experimentado profesional con 23 mil horas de vuelo, seis mil con AirAsia, y la aeronave había pasado su último test de mantenimiento en noviembre.

 

La tragedia marca un “annus horribilis” para la aviación malasia, que el año pasado también perdió otro avión, un Boeing 777 de Malaysian Airlines en circunstancias aún no aclaradas y el MH17 de la misma compañía derribado por un misil en Ucrania.

MG