Como cada año, esta particular lluvia de estrella de alta intensidad muestra su pico de actividad a mediados de diciembre, que este año será del domingo 7 al 17 de diciembre, y que en Europa se espera que tenga su máxima actividad la noche del 13 al 14 de diciembre cuando, según explicó el astrofísico del Instituto Astronómico de Canarias (IAC), Miquel Serra Ricart, caerá una media de un meteoro cada dos minutos.

 

Durante el año pasado, el máximo se esperaba la madrugada del 14 de diciembre y la ventana de observación desde Canarias, era aproximadamente de dos horas, desde la puesta de Luna (5h) hasta el amanecer astronómico (7h).

 

A pesar del frío y de la estrecha franja de observación, el espectáculo del año pasado no defraudó y, con una actividad cercana a los 120 meteoros por hora, las Gemínidas se convirtieron en la lluvia más espectacular del año, presentando una actividad superior a las Perseidas.

 

Las llamadas ‘estrellas fugaces’ son en realidad pequeñas partículas de polvo de distintos tamaños, algunas menores que granos de arena, que van dejando los cometas a lo largo de sus órbitas alrededor del Sol. La corriente de partículas resultante (los llamados meteoroides), debido al “deshielo” producido por el calor solar, se dispersa por la órbita del cometa y es atravesada cada año por La Tierra en su órbita alrededor del Sol.

 

Durante este encuentro, las partículas de polvo se desintegran al entrar a gran velocidad en la atmósfera terrestre, creando los conocidos trazos luminosos que reciben el nombre científico de meteoros. Esto es cierto para la mayoría de lluvias pero no para las Gemínidas: no existe ningún cometa que coincida con la trayectoria de la nube de “escombros”.

 

El origen de las Gemínidas era un misterio hasta que las sondas solares STEREO (NASA) confirmaron la aparición de una pequeña cola en el asteroide 3200 Phaeton (en su máximo acercamiento al Sol o perihelio) único objeto que se movía en la misma órbita que la nube de meteoroides causantes de las Gemínidas.

 

A partir de ese momento, a Phaethon 3200 se le conoce como “cometa rocoso”. Un cometa rocoso es un asteroide que se acerca mucho al Sol posibilitando así que se forme una cola por rotura de la superficie, debido al calentamiento excesivo. DE