Hace dos temporadas y media, el Liverpool entregó sus riendas al más prometedor entrenador británico de la nueva generación. Brendan Rodgers llegaba con menos de 40 años de edad y éxitos dirigiendo siempre a clubes pequeños.

 

Es verdad que buena parte de su capacitación se dio detrás de José Mourinho en su primera etapa en el Chelsea, pero también que Rodgers se hizo un nombre sacando gran partido de planteles humildes.

 

lati brendan rodgers

 

El Liverpool necesitaba cimentar un nuevo proyecto y el elegido fue este irlandés del norte. Exactamente seis meses atrás, estuvo cerca de devolver a la institución red el fruto prohibido por más de un cuarto de siglo: la liga inglesa. No obstante, el más inoportuno resbalón del más simbólico jugador de este club, Steven Gerrard, detonó en el gol que impidió la inminente coronación.

 

Pese a la dolorosa caída, podía decirse y pensarse que el proceso iba muy bien; finalmente el Liverpool había vuelto a tener capacidad para pelear hasta el final por la Liga Premier. Por ello pareció adecuado que se concediera un nuevo contrato a Rodgers, a unos meses del cual, todo se ha invertido. En sus propias palabras tras la derrota de este fin de semana ante Crystal Palace: “no soy tan arrogante para pensar que seguiré en el puesto pese a todo”.

 

¿Qué ha sucedido en el Liverpool? Sobre todo, que ya no está Luis Suárez, imposible de sustituir para el irregular Mario Balotelli. Este uruguayo es uno de los pocos futbolistas en el planeta cuya simple presencia modifica toda perspectiva de obtener un resultado. Y sin él, los reds lo son más de bochorno que de coraje ofensivo.

 

Justo mientras Rodgers se encuentra discutido y su permanencia debatida, el director técnico que lleva más tiempo en cualquier club de las grandes ligas europeas, vive momentos de alta tensión. Arsege Wenger ha dirigido al Arsenal durante 18 temporadas. Nadie puede dudar del rol histórico que ha desempeñado para esta institución y dos estatuas con su rostro en el estadio Emirates son muestra de ello, casi tanto como las tres ligas conquistadas (aunque la última 10 años atrás).

 

Uno de los máximos accionistas del Arsenal declaró este lunes que Wenger “necesita aprender de sus errores”, que “sus principios nos restringen” y que “como inversionista no estoy contento”. El Arsenal tuvo durante mucho tiempo una fama de cuadro que jugaba mal (el libro Fever Pitch, de Nick Hornby, trata en buena parte sobre eso), situación que ha cambiado radicalmente con este idealista francés. Me atrevo a decir que pocos entrenadores en el mundo plantean un futbol de autor, como sin duda lo consigue Wenger, pero sin trofeos toda paciencia se agota.

 

No sería raro que Rogers deje a mitad de esta campaña el timón del Liverpool, como tampoco que la era Wenger concluya en el Arsenal al final de esta temporada.

 

¿Paciencia? ¿Plazos? ¿Procesos? Situaciones muy diferentes. La sabiduría no radica en simplemente sostenerlos, sino en saber leer el momento preciso para dejarlos ir. Y creo que en los dos casos, tan distintos en significación y duración, ese momento ha llegado.

 

 

 

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