BUCAREST. El ministro de Relaciones Exteriores de Rumania renunció el martes tras apenas una semana en el cargo después que miles de rumanos que viven en otros países no pudieron votar en las elecciones presidenciales de este fin de semana.

 

Teodor Melescanu renunció después de la segunda vuelta electoral del domingo. Su predecesor renunció la semana pasada por problemas similares en la primera vuelta electoral.

 

Se han publicado muchas imágenes de rumanos haciendo fila para votar en toda Europa. Y la furia de la población por esos problemas contribuyó a la sorpresiva victoria de Klaus Iohannis sobre el primer ministro Victor Ponta.

 

En reacción a las molestias entre la población, la cámara baja del Parlamento desestimó un controversial proyecto de ley de amnistía que habría liberado a varios políticos y otros funcionarios que cumplen prisión por corrupción.

 

El borrador de la medida, que contemplaba liberar a cualquiera que estuviera cumpliendo menos de seis años por delitos no violentos, fue criticado por Estados Unidos y otros gobiernos.

 

Al sugerir que su partido pudiera presionar para adelantar las elecciones parlamentarias, Iohannis dijo que su Partido Liberal, de centroderecha, quiere asumir el poder el próximo año, o en 2016, cuando tales elecciones están programadas.

 

Los rumanos consideran el derecho al voto algo duramente ganado tras la caída del comunismo en 1989.

 

Unos 3 millones de rumanos viven en otros países y envían remesas por unos 4,500 millones de dólares (3,600 millones de euros ) al país anualmente, en lo fundamental para apoyar a familias pobres.