Los restos de un misionero católico aparecieron en una fosa común junto a doce cadáveres en el estado de Guerrero, al sur de México.

 

El cuerpo del padre John Ssenyondo, de 55 años y nativo de Uganda, fue identificado gracias al historial dental proporcionado por su dentista, indicó Víctor Aguilar, vicario general de la diócesis de Chilpancingo-Chilapa, en Guerrero.

 

La fosa apareció en un poblado llamado Ocotilán el 2 de noviembre y no está entre las localizadas durante las labores de búsqueda de 43 estudiantes detenidos por la policía en la ciudad de Iguala, que los entregó al crimen organizado y que permanecen desaparecidos desde septiembre. Ocotlan está a más de 170 kilómetros de Iguala.

 

“Desconocemos el móvil (de su asesinato). Ya saben que la violencia en el estado es generalizada”, dijo Aguilar.

 

Ssenyondo, perteneciente a los Misioneros Combonianos del Corazón de Jesús, fue secuestrado el 30 de abril cuando acudió en su vehículo a celebrar misa a Santa Cruz, una pequeña comunidad en el municipio de Nejapa del que era párroco. Al terminar la homilía “un grupo de personas que iban en una camioneta lo detuvieron, lo bajaron del coche y lo echaron a la cajuela”, dijo Aguilar.

 

El padre había sido asaltado en su casa anteriormente y también le habían robado el carro y pertenencias personales.

 

La diócesis indicó que hace un año otro sacerdote fue secuestrado en la localidad de Cocula, donde se centran ahora los esfuerzos de búsqueda de los estudiantes desaparecidos. La iglesia logró salvarlo tras pagar un rescate de unos 3.300 dólares. Otros tres curas en la zona han tenido que pagar extorsiones para evitar ser secuestrados.

 

El misionero ugandés no es el primer sacerdote asesinado en Guerrero en fechas recientes. En septiembre otro párroco fue ejecutado.

 

Ssenyondo “era un tipo amigable, abierto y que hablaba perfectamente español”, recordó el padre Francisco Javier Tejeda, sacerdote de Iguala. “Esa es la suerte que corremos. Él sabía que podía encontrarse con la suerte del pueblo con el que decidió quedarse”, dijo por su parte el padre Rogelio Bustos Juárez, superior de la comunidad comboniana de México.

 

El miércoles la Conferencia del Episcopado Mexicano hizo público un comunicado en el que se solidarizó con los familiares de los más de 22.000 desaparecidos en el país, según cifras oficiales.

 

“No queremos más sangre. No queremos más muertes. No queremos más desparecidos. No queremos más dolor ni más vergüenza”, decía el comunicado que reclamaba “que la verdad y la justicia provoquen una profunda transformación del orden institucional, judicial y político, que asegure que jamás hechos como éstos vuelvan a repetirse”.

 

La embajada de Uganda se hará cargo de la repatriación de los restos de Ssenyondo a su país de origen.

MG

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