BARCELONA. Se llegó el día clave. La fecha más pronunciada durante los últimos meses: 9 de noviembre. Según los datos facilitados por el gobierno catalán, promotor de la consulta, más de 2 millones de personas, de un censo estimado de 5.4 millones, acudió a los puntos de votación que fueron habilitados por las entidades convocantes -partidos y organizaciones ciudadanas favorables a la independencia.

 

En una declaración institucional, el ministro de Justicia, Rafael Catalá, afirmó que el ejercicio de hoy fue un “simulacro inútil y estéril” que carece de cualquier validez democrática y que solo sirve para “exacerbar” la división entre los catalanes.

 

A los participantes en la votación -mayores de 16 años con residencia acreditada en Cataluña- se les planteaba una doble pregunta: “¿Quiere que Cataluña sea un Estado?” y, en caso afirmativo, “¿Quiere que sea un Estado independiente?”.

 

La votación tuvo lugar pese a que el Tribunal Constitucional español suspendió, primero, el plan de la Generalitat catalana de celebrar un referéndum de autodeterminación y, poco después, también la fórmula de una consulta alternativa con las mismas preguntas.

 

Para esquivar la prohibición, las autoridades rebautizaron la consulta como “proceso participativo” y confiaron su ejecución a millares de voluntarios que se distribuyeron por mil 317 puntos de votación en todo el territorio catalán.

 

Aunque las urnas no fueron retiradas, la justicia investiga si el gobierno catalán incurrió en los delitos de desobediencia, prevaricación y malversación de dinero público.

 

Pese al rechazo de los jueces, del Gobierno central y de los principales partidos españoles, el presidente catalán, Artur Mas, mantuvo la cita del 9N (9 de noviembre) a la que se comprometió con los independentistas de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), el partido en ascenso que presta apoyo en la Cámara catalana a su gobierno minoritario.

 

Mas mantuvo una actitud desafiante, lo que añade incertidumbre a la búsqueda de una salida negociada.

 

“Si la Fiscalía quiere conocer quién es el responsable de abrir los colegios que me miren a mí, el responsable soy yo y mi gobierno”, afirmó Mas tras votar a favor de la independencia en una escuela de Barcelona.

 

Por su parte, el Gobierno español consideró “inútil” el “ejercicio antidemocrático” que se desarrolló en Cataluña y estimó que el comportamiento del presidente de la Generalitat “dificulta mucho el futuro”, según dijeron fuentes oficiales a la Agencia EFE.

 

El líder catalán anunció hace unos días que, una vez celebrado el 9N, enviaría una carta al presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy (PP, conservador) para abordar mejoras en el autogobierno de Cataluña y le plantearía que se puede hacer un referéndum soberanista “definitivo” y “acordado” con el Estado al “estilo británico”.