UAGADUGÚ. El Ejército de Burkina Faso, que tomó el mando del país este fin de semana tras la dimisión del ex presidente Blaise Compaoré, abrió una negociación con representantes sociales para establecer un gobierno civil de transición, asediado por la presión internacional.

 

 
Así lo dejó entrever el teniente coronel Isaac Zida, proclamado jefe de Estado por las Fuerzas Armadas, quien aseguró que este régimen interino estaría liderado por un civil elegido por consenso.

 

“Burkina retomará una vida constitucional normal en el menor tiempo posible”, dijo a los medios de comunicación tras una reunión con representantes diplomáticos en la que fue nuevamente instado a devolver el país a su estado democrático.

 

“Estamos en conversaciones con todos los actores representativos de la sociedad para corregir el vacío de poder dejado por Compaoré, y establecer un gobierno de transición dentro de un marco constitucional”, aseguró Zida.

 

La intervención del Ejército, que reprimió las protestas ciudadanas y tomó el control de la televisión pública, fue vista con recelo por la comunidad internacional.

 

Naciones Unidas, la Unión Africana (UA) y la Comisión de la Comunidad Económica de Estados del África Occidental (CEDEAO), manifestaron abiertamente su rechazo en una misión conjunta desplazada hasta Burkina Faso.

 

El mensaje más contundente ha sido el de la Unión Africana, que emitió una resolución en la que da un plazo de dos semanas al Ejército para volver al marco constitucional e instaurar un régimen civil transitorio.

 

Las declaraciones del teniente coronel, que fue número dos de la guardia de Compaoré, concretan la posición de las Fuerzas Armadas, que hasta ahora solo hablaba de un gobierno de transición de “unidad nacional”, sin especificar si estaría liderado por un civil.

 

Zida, quien mantiene una intensa agenda de reuniones con diferentes fuerzas nacionales, insistió en que el Ejército “no está interesado” en el poder ni pretende intervenir en sus actividades políticas.

 

Burkina Faso intenta volver a la normalidad con la reapertura de escuelas, tiendas, bancos, gasolineras y restaurantes, tras una semana de intensas protestas e incidentes violentos protagonizados por manifestantes y las Fuerzas Armadas.

 

Los soldados se fueron reagrupando paulatinamente en los cuarteles de la capital y abandonaron la Plaza de la Nación, que ayer fue ocupada para evitar concentraciones ciudadanas.

 

Según los partidos de la oposición, más de treinta personas han muerto y otras 200 han resultado heridas desde el pasado jueves, cuando comenzaron las protestas para evitar que Compaoré aprobara una enmienda constitucional que le permitiría prolongar su mandato tras 27 años en el poder.

 

La oposición ha exigido una comisión investigadora para determinar la responsabilidad de estas muertes.

 

Por su parte, Compaore, que se encuentra exiliado en Costa de Marfil, expresó a través de Twitter su deseo de que la democracia “prevalezca rápidamente” en Burkina Faso.

 

“Admiro la humildad de todos los burkineses que siguen comprometidos con la paz”, añadió el mandatario, a quien sus ciudadanos forzaron a dejar la presidencia.