MADRID. Un centenar de personas se ha concentrado hoy frente al edificio donde vive la auxiliar de enfermería contagiada con el virus del ébola en España en apoyo de una campaña para evitar que las autoridades sanitarias madrileñas sacrifiquen a su perro, llamado Excalibur, como medida preventiva.

 

 

Teresa Romero Ramos, de 44 años de edad, casada y sin hijos, es el primer caso de infección del ébola en Europa y está siendo tratada en el Hospital Carlos III de Madrid, donde presumiblemente se contagió cuando atendía al religioso Manuel García Viejo que murió a consecuencia del virus tras ser repatriado desde Sierra Leona.

 

 

El marido de la enfermera está en observación y el gobierno de la Comunidad de Madrid ordenó hoy sacrificar al perro de la pareja por entender que “supone un posible riesgo de transmisión de la enfermedad al hombre”, ya que “vivía en estrecho y permanente contacto” con la paciente.

 

 

Pero el esposo de la paciente se niega a que sacrifiquen a su perro y ha denunciado en las redes sociales las intenciones de las autoridades de sacrificarlo, tras lo cual ha recibido numerosas muestras de solidaridad.

 

 

En una nota de la Consejería de Sanidad de Madrid enviada hoy a los medios se explica que, según la información científica disponible, “existen datos que confirman el hallazgo de perros con anticuerpos positivos del virus del ébola”, por lo que estos animales “pueden sufrir un proceso de viremia aunque se muestren asintomáticos”.

 

 

“En consecuencia, no existe garantía de que los animales infectados no eliminen el virus a través de sus fluidos orgánicos, con el riesgo potencial de contagio”, señala la nota.

 

 

Tras el llamamiento hecho en las redes sociales por asociaciones de defensa de los animales para salvar al perro, a la protesta han acudido militantes y simpatizantes del Partido Animalista.

 

 

“Javi y Teresa, Excalibur no está solo”, corearon los concentrados en referencia a los nombres de la auxiliar de enfermería, su marido y la mascota de ambos.

 

 

Según los vecinos, el perro seguía a primera hora de la noche en el apartamento de la pareja con comida y agua para varios días.

 

 

En la calle agentes de la Policía Local formaron un cordón de seguridad delante del edifico.

 

 

Los concentrado piden que se ponga en cuarentena o en aislamiento al perro para comprobar si se ha contagiado del virus antes de proceder a su sacrificio.

 

AH