En sus últimos días como dirigente nacional del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Jesús Zambrano reconoció que la dirigencia a su mando fue una de las controvertidas de los últimos años a causa de la firma del Pacto por México con los partidos Acción Nacional (PAN), Revolucionario Institucional (PRI) y el gobierno federal.
A tres días de culminar su cargo como presidente del sol azteca, también dijo que la última elección del 7 de septiembre –que costó más de 100 millones de pesos- dejó un incremento en el esquema de endeudamiento del partido; sin embargo, justificó que “fue una inversión por la democracia”.
El líder perredista se negó a decir qué camino seguirá después del 4 de octubre, cuando termine los tres años de su dirigencia. Sin embargo, otras voces indican que podría tomar el lugar de Héctor Serrano en la Secretaría de Gobierno del Distrito Federal o posiblemente compita por una curul en San Lázaro en las elecciones de junio de 2015. Lo que sí declaró es que será operador político en las elecciones venideras.
“Tomaré unos días de descanso, al menos dos semanas, pero me incorporaré en las tareas del partido para las elecciones de 2015”, indicó.
A pesar de que aceptó que fue una controvertida dirigencia, el aún presidente nacional del sol azteca aclaró que no hay división en el partido y adelantó que saldrán unidos en la elección de dirigente y secretario general del próximo sábado.
“No veo riesgo de división. Andamos vivitos y algunos coleando”, aseveró en tono jocoso en una comida con medios de comunicación.
El también integrante de la corriente Nueva Izquierda, posicionó a Carlos Navarrete como su sucesor en la presidencia del PRD.
“Navarrete es un compañero con muchas tablas, de llegar a la presidencia del PRD lo hará hasta el 2017”, expresó Zambrano.
Este 4 de octubre, el Consejo Nacional del PRD –integrado por 400 perredistas- votará por el próximo dirigente nacional que estará en funciones hasta el 2017.
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