Por Teresa Moreno

Podría sonar hasta como contradicción, pero la nueva ola del feminismo propone incorporar a los hombres a la lucha por la igualdad. Sin ellos, resultará imposible dar carpetazo a las desigualdades y la discriminación que enfrentan todos aquellos que se salen, aunque sea un poco o completamente, de los cánones que por siglos nos han impuesto como “lo que debe ser”.

El discurso no es nuevo, pero ha sido refrescado por la actriz inglesa Emma Watson (protagonista de la saga infantil Harry Potter y de la más reciente película del director de culto Darren Aronofsky, Noé). Suena hollywoodense, pero para nada es superficial: se trata de la PAG-32-319730_1280x720iniciativa He for She de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y de la cual Watson es vocera oficial.

Se trata no de que ahora sean los hombres quienes defiendan eliminar los estereotipos de género sobre las mujeres, sino combatir los que pesan sobre ellos mismos; esos que les dicen que deben ocultar sus sentimientos, que si se involucran con el cuidado de sus hijos y de su casa son mandilones o la gran presión que cae sobre ellos de ser los “proveedores” únicos de su hogar.

“Decidí que era feminista y esto no era complicado para mí”, expresó Watson el pasado 21 de septiembre durante su discurso ante el pleno de la ONU.

“En primer lugar, se trata de ir desmitificando”, explicó a 24 HORAS la investigadora Rían Lozano, del Programa Universitario de Estudios de Género de la UNAM: las feministas no odian a los hombres, no creen en la lucha de “hombres vs mujeres”, no son “feminazis” y el feminismo no es para nada el extremo opuesto del machismo.

“Yo definiría equidad de género como aquellas acciones que buscan abolir la discriminación entre personas diferentes. No está intentando la homologación de los seres humanos, sino reconocer las diferencias. Es la herramienta para combatir el machismo y crear una sociedad justa e igualitaria”, dijo Lozano.

La iniciativa He for She de la ONU propone a los hombres emprender acciones contra “todas las formas de violencia y discriminación que enfrentan mujeres y niñas”.

El compromiso se firma virtualmente a través de la página www.heforshe.org. Hasta el momento, la iniciativa ha sido firmada por 157 mil varones en todo el mundo, y en México tres mil 881 hombres han decidido que combatirán el machismo en sus diferentes formas de expresión.

A diferencia del feminismo, el machismo es un concepto que se basa en humillar y dominar a las mujeres sólo por ser mujeres o a cualquier persona (independientemente de su preferencia sexual) que no cumpla los cánones de lo que considera “correcto”: a quienes no son heterosexuales o se salen del rol de “hombre fuerte y dominante, de la mujer vulnerable, dominada y sumisa”, explicó Alma Rosa Colín, activista de la Red por los Derechos Sexuales y Reproductivos de México.

“La organización social está dada de tal manera que ellos pueden acceder a muchos privilegios por los roles que les asignan aunque a ellos también les resulta perjudicial: se les va la vida por los índices de violencia y mueren más por infartos porque tienen la presión social de que deben llevar el dinero a casa”, dijo.

La educación debe darse de otra forma y no puede quedar solamente en las acciones que promuevan las familias en casa;  el Estado tiene también que cambiar el chip y el discurso.

“Tenemos que trabajar con la otra parte: no se puede lograr la equidad de género sin los hombres. Necesitamos hacerlo una política de estado, con campañas de hombres que llevan a vacunar a sus hijos, que a los niños les enseñemos que la violencia contra las mujeres es un delito, que las mujeres también son sus pares. Es algo que nos va a llevar décadas”.

Puede tomar décadas y generaciones, pero también puede ser posible.

“Hombres, la igualdad de género también es su problema. No hablamos sobre hombres encarcelados por los estereotipos de su género, pero ahí están y cuando sean libres, las cosas para las mujeres también cambiarán”, dijo Watson ante la ONU.

“Si al hombre no se le hace creer que tiene que ser agresivo, la mujer no será sumisa. Si el hombre no fuera controlador, la mujer no sería controlada. Hombres y mujeres deben sentirse libres de ser sensibles, fuertes. Es hora de que veamos a los géneros como un conjunto, y no como polos opuestos”, concluyó la joven actriz.