La máxima promesa del futbol español y su súbita falta de registro: el todo o la nada. Que el futbol es una carrera de resistencia y no de velocidad, se ha probado muchas veces, aunque eso no siempre se evidencia con semejante claridad (o crueldad).

 

Cuando en el verano de 2010 Pedro León fue comprado por el Real Madrid, se auguraba una prontísima consagración. Llegaba precedido de grandes partidos con selecciones inferiores y, en particular, de una espléndida temporada con el Getafe; su fina pierna derecha era vista como la brújula que podía marcar al futbol español y el conjunto merengue en los siguientes años. Por eso fue uno de los primeros fichajes de la era José Mourinho: un mediocampista fuerte, aunque al mismo tiempo con gran claridad y habilidad.

 

pedrolgetty

 

Pronto anotó al Milán en la Champions League y todo pareció embonar a la perfección; imposible sospechar que apenas cuatro años más tarde viviría una especie de paro laboral.

 

Su estancia madridista se torció en definitiva al no lograr convencer a Mourinho, quien por entonces diría en una conferencia de prensa: “Habláis de Pedro león y parece que me preguntáis por Zidane o Maradona. Es un óptimo jugador, pero hace dos días jugaba en el Getafe. No ha sido convocado un partido y parece que estamos hablando de Maradona, Zidane o Di Stefano. Tiene que trabajar para jugar”.

 

Meses más tarde, retornaba al Getafe por un precio inferior en relación al pagado por el Madrid durante la pretemporada anterior. Ahí volvió a ser regular, mas ya no tan brillante.

 

Ahora, con 28 años, se ha quedado atorado entre las burocracias y las grillas del futbol español. En dicha liga existe un esquema que establece un monto máximo de nómina por equipo con base en sus ingresos; una especie de tope salarial individualizado según la situación económica de cada institución (el cual, debo decir, parece una medida sana para que las directivas sólo se comprometan a pagar lo que está en sus posibilidades).

 

De tal forma que el Getafe quería que Pedro León se disminuyera el sueldo; ante su negativa lo colocó al final de la lista, a sabiendas de que su registro excedería el límite concedido al club que es de 17 millones de euros. Así, la otrora promesa merengue, esa que estaba llamada a representar a la selección de España en grandes eventos, no ha sido inscrita para la actual temporada.

 

Ahora hay un lío: el presidente del Getafe asegura que no pudo venderlo al no recibir ofertas; el jugador refuta esas palabras al mostrar que se le pretendió desde la Bundesliga alemana; la Asociación de Futbolistas Españoles, en tanto, amenaza con demandar a la liga por los perjuicios generados a un profesional.

 

Un caos en el que quien parecía destinado a ser cabeza de león (y no sólo por su apellido), es hoy cola de ratón.

 

Las vueltas del balón. El todo o la nada.

 

Las opiniones expresadas por los columnistas son independientes y no reflejan necesariamente el punto de vista de 24 HORAS.