KIEV. El presidente de Ucrania, Petró Poroshenko, dio un importante espaldarazo a la tregua acordada por ambos bandos al visitar la zona de conflicto, gesto que coincidió con la liberación de mil 200 rehenes por parte de los rebeldes prorrusos.

 

“Estamos preparados para defender nuestro país. Nuestro ejército y nuestros guardias fronterizos tienen la pólvora seca. Pero haremos todo lo posible para arreglar esta situación por medios políticos”, dijo Poroshenko en Mariúpol, principal puerto ucraniano en el mar de Azov.

 

 

Poroshenko dio una de cal al desplazarse a Mariúpol, sede provisional del gobierno de Donetsk leal a Kiev y en cuyas inmediaciones se encuentran miles de separatistas prorrusos, cuando aún no se habían cumplido 72 horas del alto el fuego acordado en Minsk.

 

 

“Ya estamos en Mariúpol. Ésta es nuestra tierra y no se la entregaremos a nadie. ¡Gloria a Ucrania!”, dijo el presidente ucraniano, quien desde el viernes ha insistido en que la integridad territorial de su país “es intocable”.

 

 

Al mismo tiempo, dio otra de arena al llamar a reforzar la defensa de la ciudad y acusar a los insurgentes de violar repetidamente el alto el fuego.

 

 

“Colgamos en la página web del gobierno regional que el presidente venía a Mariúpol para que todos lo supieran. Pusimos 13:30, dos horas antes de lo previsto, y justo a esa hora comenzaron a atacar con artillería los puestos de control”, denunció.

 

 

Poroshenko, quien constató el fin de semana el respeto del alto el fuego en conversación telefónica con el presidente ruso, Vladímir Putin, reconoció que las fuerzas de seguridad le recomendaron cancelar la visita, pero él se negó.

 

 

“Yo les dije que no (…), ya que debemos demostrar que no les tenemos miedo. En esta situación, el lugar del presidente está aquí. Ganaremos porque de nuestra parte está la verdad y Dios”, subrayó.

 

 

Por ello, instó a los habitantes de Mariúpol a “construir fortificaciones” para frenar el avance de los rebeldes, y al ejército a estar “en máxima alerta” y reforzar la defensa de la ciudad con tanques, lanzaderas de misiles y patrullas aéreas.

 

 

“Debemos estar preparados para una vil violación del régimen de alto el fuego”, aseguró, y denunció los intentos de los rebeldes de abrir un corredor entre Donetsk y el territorio de la península de Crimea, anexionada por Rusia en marzo pasado.

 

 

Además, volvió a exhortar a Rusia a “retirar sus tropas” y “cerrar la frontera”, tras lo que los ucranianos serán capaces de llegar a un acuerdo, ya que, adujo, la mayoría de habitantes en Donetsk y Lugansk quieren vivir en una Ucrania unida.

 

 

A su vez, en virtud del protocolo firmado por ambas partes el viernes en Minsk con mediación de Rusia y la OSCE, Poroshenko anunció que los rebeldes han liberado a mil 200 rehenes en los últimos cuatro días.

 

 

 

El presidente prometió que los otros 863 rehenes que aún se encuentran en poder de los milicianos serán liberados antes de que concluya esta semana.

 

 

Según el líder de la autoproclamada república popular de Donetsk, Alexandr Zajárchenko, el miércoles será el turno de Kiev para liberar a los rebeldes que estén en su poder.

 

 

 

Europa estaciona sanciones

 

BRUSELAS. Europa ha decidido seguir adelante con la decisión de sancionar a Rusia por su papel en la guerra de Ucrania, aunque con cautela. Los 28 países miembros aprobaron este lunes in extremis un paquete sancionador que restringe aún más la financiación de Rusia y castiga por primera vez al sector petrolero, clave para Moscú, pero Bruselas aclaró que no entrará en vigor “hasta dentro de unos días”. La decisión pendió de un hilo porque muchos países, con Alemania a la cabeza, mostraron sus reservas sobre la idea de dar un paso tan contundente cuando hay un alto fuego en Ucrania.

 

 

La nueva ronda de sanciones contra Moscú por intervenir en la crisis ucrania estaba lista desde mediados de la semana pasada. El viernes, cuando los embajadores de los Veintiocho debían haberla aprobado formalmente, el presidente ucranio, Petró Poroshenko, y el ruso, Vladímir Putin, pactaron una tregua para trazar un plan de paz aún difuso. Conscientes de que ya otras veces el Kremlin ha dado señales de distensión más tarde frustradas, la UE decidió mantener su plan, pero aplazó al lunes su aprobación formal. Y después de un fin de semana en que el alto el fuego se mantuvo, con incidentes, a muchos Estados les entró la duda de si esta ofensiva diplomática de Bruselas podría frustrar el incipiente logro.

 

 

Finalmente, se impuso la postura más escéptica a las promesas de Moscú y los países miembros dieron su visto bueno a un proyecto sancionador que se adopta “a la vista de la gravedad de la situación” en la vecina Ucrania. Pero los países más partidarios de esperar lograron introducir un importante matiz para que este nuevo escenario sea reversible, además de retrasar su entrada unos días, según anunció el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy.