El Querétaro que hasta hace algunos meses vivía una crisis financiera que en algún momento lo llevo a no pagar los sueldos de la plantilla a tiempo, ahora con la llegada de Grupo Imagen como nuevo dueño del club, los Gallos Blancos dieron la campanada y contrataron a Ronaldinho, el único Balón de Oro y Campeón del Mundo que ha llegado a un club mexicano.
A continuación hacemos un recuento de otros cinco grandes futbolistas que tuvieron una carrera triunfadora en los grandes equipos de Europa y llegaron a México al final de su carrera, algunos todavía con mucho talento.
EUSEBIO
El jugador portugués es considerado por la FIFA como uno de los más grandes de la historia del futbol, luego de ganar todo con el Benfica y tener una actuación espectacular con su selección en Inglaterra 1966, llegó para el Monterrey en 1976.
BERND SCHUSTER
Para la temporada 1996 el alemán llegó para los Pumas después de derrochar talento en el Barcelona, el Real Madrid y el Atlético donde ganó tres ligas, tres Copas del Rey y dos Supercopas de España.
En el club universitario pasó con más pena que gloria, donde apenas jugó nueve partidos y no marcó ni un solo gol.
EMILIO BUTRAGUEÑO
Con 32 años, el Buitre llegó al Celaya, con un currículo que espectacular con el Real Madrid, con el que consiguió seis ligas, dos Champions y dos Copas del Rey.
Con los Toros del Atlético Celaya anotó un total de 29 goles en 91 partidos, lo que llevó al equipo a olvidarse del descenso y al menos por un momento buscar clasificar a la fase final del torneo.
IVAN ZAMORANO
Llegó en 2001 para el América, el histórico chileno que había jugado con el Milán y el Real Madrid quería terminar con la sequía de títulos que aquejaba al club de Coapa.
Y lo logró, en solo un año, el Bam Bam consiguió el campeonato del Verano 2002, contra el Necaxa.
CLAUDIO LÓPEZ
El Piojo llegó al América en 2004 como el “nuevo Zamorano”, procedente del Lazio italiano, el argentino cumplió con los pronósticos y llevó a las Águilas a obtener el campeonato del Clausura 2005, en compañía de Cuauhtémoc Blanco y Kleber Boas, un equipo que se entendía con los ojos cerrados, dirigido por Mario Carrillo. OB