Ojalá no se enteren las tribus perredistas, pero el sol está alineado para Los Chuchos.

 

Nueva Izquierda (NI), la corriente de Jesús Ortega y Jesús Zambrano, se apresta para ratificar el domingo su supremacía al interior del Partido de la Revolución Democrática (PRD).

 

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Y lo hará con todas las de la ley y con un aval moral insuperable: el Instituto Nacional Electoral (INE).

 

Si hoy esa fuerza ostenta cerca de dos tercios de los miembros del Consejo Nacional -los cálculos conservadores hablan de 60% y los máximos de 70% por ciento-, pasado mañana puede ampliar su influencia.

 

Hay razones para ello:

 

De los mil 580 municipios donde se instalarán aproximadamente ocho mil 200 casillas para recaudar la votación de consejeros distritales, municipales, estatales y nacionales, Los Chuchos postularon candidatos en mil 180.

 

Muy lejos de Alternativa Democrática Nacional (ADN), de Héctor Bautista,con representación en 585 municipios.

 

Y no se diga de Izquierda Democrática Nacional (IDN), de René Bejarano y Dolores Padierna, con simpatizantes reconocidos sólo en 570.

 

De los 92 mil candidatos a votar el domingo saldrán 31 mil consejeros de distintos niveles, pero entre ellos destacarán 320 nacionales porque están convocados a decidir la sucesión del PRD.

 

Se sumarán aproximadamente 48 consejeros más: ex presidentes nacionales, 25 diputados federales, cinco senadores, gobernadores y ex gobernadores.

 

 

CUANDO EL GOBIERNO JUGÓ CON CUAUHTÉMOC

 

 

Si los números favorecen a Nueva Izquierda, no se diga las simpatías.

 

He aquí un secreto:

 

Cuando René Bejarano y algunos enemigos de Los Chuchos ofrecieron la candidatura a Cuauhtémoc Cárdenas, los altos funcionarios del gobierno federal vieron con simpatía la propuesta.

 

No porque les caiga bien el ex jefe de Gobierno del Distrito Federal (GDF), sino porque vieron en él una manera de contener la diáspora perredista y el fortalecimiento de Andrés Manuel López.

 

Cárdenas habló con los jefes tribales, revisó las listas de consejeros, constató la supremacía de Nueva Izquierda y, al carecer de su apoyo, desistió: los números lo condenaban a perder.

 

Al descarrilarse esa promoción por falta de entendimiento entre las tribus, todo el apoyo político institucional se volcó hacia el grupo de Jesús Ortega y Jesús Zambrano, quienes han decidido reproducirse en Carlos Navarrete.

 

A ese apoyo, siempre en coordinación con Los Chuchos, se debió en el fortalecimiento de Silvano Aureoles en la Cámara de Diputados y el voto de la bancada priista de Emilio Gamboa hacia Miguel Barbosa para presidente del Senado de la República.

 

Falta ver cómo se reflejará ese apoyo en las votaciones dominicales perredistas pero no lo dude: la institucionalidad y el diálogo saldrán fortalecidos.

 

UN NUEVO ÓRGANO PARA SUMAR A OPOSITORES

 

-Noventa y tantos mil candidatos en campaña sin mayores problemas. Ni una sede tomada, ni una marcha de protesta -digo a Jesús Zambrano.

 

-Noventa y dos mil, para ser exactos. Eso muestra que hay buena conducción del partido -me contesta el presidente del PRD con una sonrisa de lado a lado.

 

Busco a Carlos Navarrete y le suelto a bocajarro:

 

-Vas en caballo de hacienda.

 

-No, voy hacia un nuevo partido, ya verás.

 

Navarrete espera al menos un millón de votantes el domingo -para todas las corrientes, claro-, todos en paz.

 

El guanajuatense toma aire:

 

“Parece que aquí no pasa nada, ¿verdad? No hay tomas de sede, no hay sombrerazos, no hay protestas, no hay denuncias, salvo algunas inconformidades menores que deberán dirimirse sin ningún conflicto”.

 

Este ambiente permitirá crear mecanismos de conciliación para dar expresión a todos los liderazgos y jefes de corrientes.

 

Va otra primicia: creará una especie de Comisión Permanente, como la tienen Acción Nacional (PAN) y el Partido Revolucionario Institucional (PRI, en este caso llamado Consejo Político Nacional, CPN) para hacerlos partícipes de las decisiones fundamentales del perredismo.