Visto el comportamiento del mercado futbolero, podría extraerse que la crisis europea llegó a su fin en algunos sitios.

 

Los índices de desempleo, de crecimiento de las diversas economías, de estabilidad, de calidad de vida, todavía no serán ni remotamente lo que se vislumbraba una década atrás en dicho continente, aunque si el solitario factor de valoración fuera el futbol (algo que desafortunadamente no acontece en la realidad), nadie dudaría que las vacas flacas han pasado en varios países.

 

La Premier League inglesa, encabezada por Manchester United, rompió todo registro previo. Más de mil millones de euros (unos 1,380 millones de dólares) gastaron los 20 equipos que disputan esta competición; lo anterior, atribuible en gran medida al equitativo reparto de los ingresos televisivos que permite a casi todos reforzarse con buen presupuesto (contrario a lo de España, donde los tres grandes acapararon más de 80% del mercado).

 

Tras su peor campaña en al menos 25 años, el United es el club en la historia que más ha invertido para reforzarse en un verano: 247 millones de dólares, que serán 320 una vez que Radamel Falcao sea comprado el próximo año (por el momento, y con fines de no transgredir el fairplay financiero impuesto por UEFA, el colombiano llega en préstamo).

 

Esos 1,380 mdd desembolsados por los cuadros ingleses, superan en 30% por ciento a su inversión para la 2013-14 y casi doblan a la ventana veraniega de 2012-13.

 

Además del monto como tal, sorprende el balance entre ingresos y egresos, negativo en unos 600 millones de dólares. Ahí, precisamente, radica la mayor diferencia con las otras cuatro grandes ligas europeas.

 

La española, con algo más de 650 mdd, superó por fin lo hecho en 2007, antes de la crisis que, entre múltiples daños sociales más relevantes, derivó en la fuga de gran cantidad de sus talentos del balón. Sin embargo, más allá del volumen total de sus operaciones y de romper una tendencia a la baja de siete años, los clubes españoles mostraron un superávit de 65 millones (la transferencia de Ángel Di María, por sí misma, aquí ha sido la diferencia).

 

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La austera Serie A italiana experimentó un ligerísimo déficit, 429 mdd en contra y 390 mdd a favor, comportamiento muy discreto en comparación a lo que sucedió en las islas británicas. Otrora dueño del mercado, este Calcio es muy distinto al de la era en la que Berlusconi traía todo a Milán, y Moratti al Inter, y los Agneli a la Juventus, y no habían colapsado consorcios que gestionaban sin límite a Parma, Lazio y Fiorentina.

 

Números parecidos los de Italia a los de la Bundesliga alemana, a menudo prudente en sus cifras: 413 mdd usados para comprar, de los que se recuperaron 300 mdd al vender.

 

Por último, la Ligue 1 francesa se bajó en definitiva del tren de los millones, con 159 mdd, 65 de los cuales corresponden al fichaje de David Luiz por el Paris Saint Germain. Más allá de eso, el Mónaco, que reventara el mercado un año atrás con los jugosos cheques del magnate ruso Dmitry Rybolovlev, se despojó de casi todo: Radamel Falcao, James Rodríguez, Eric Abidal, Sergio Romero.

 

Inglaterra ha gastado sin recato, España ha dado señas de al fin salir del túnel, Alemania ha sido la de siempre, Italia sigue a la baja y Francia esta vez fue muy discreta…. ¿Euro-crisis? Según en dónde, aunque más allá de evidentes coincidencias con indicadores macroeconómicos, sólo hablamos de futbol y de lo que desembolsan los equipos de cada liga en nuevos jugadores.

 

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