Nadie podrá quitar semejante logro a Javier Hernández: haber sido transferido entre las dos instituciones más mediáticas del planeta futbol e incluso haberse dado el lujo de frenar un traspaso casi hecho al más laureado de Italia.

 

¿Falto de técnica? ¿Sin suficientes recursos? ¿En horas bajas? ¿Para seguir siendo reserva? Los argumentos de sus detractores chocan ante un dato puro y duro: que tras cuatro temporadas en Manchester United, su destino es nada menos que Real Madrid, dejando plantada a la mismísima Juventus: los que aglutinan más títulos y aficionados, ni más ni menos, que en las tres principales ligas del mundo.

 

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En pleno cierre del mercado de traspasos ha llegado la noticia cual bomba informativa. El delantero, a últimas fechas más criticado que valorado en el país que alguna vez lo convirtiera en ídolo máximo, no deja al United para incorporar a alguna entidad de menores posibilidades en el contexto inglés o europeo, sino que lo hace para integrarse a una de las pocas –o la única– que puede estar por encima de los Red Devils en proyección e impacto (y, de momento, mucho más allá en perspectivas deportivas). ¿Southampton en Inglaterra? ¿Valencia en España? ¿Benfica en Portugal? No. Chicharito se aferra al mayor de los escalafones, consciente de que le costará jugar y por ello deberá luchar.

 

¿A qué va el dos veces mundialista mexicano al Santiago Bernabéu? A hacer lo que le ha dado celebridad en las islas británicas desde 2010: pelear por un sitio, trabajar para recibir minutos, incrementar sus oportunidades con base en goles; en resumen, a competir y demostrar, que es lo suyo, como lo del común de los no predestinados (justo ahí radica el mayor de sus méritos: que no nació con un estatus físico o técnico superior; por todo ha luchado y cuanto ha conquistado, que es muchísimo, ha sido gracias a su determinación, obstinación, empeño).

 

¿Un escalón abajo o uno arriba en su carrera? Me atrevo a decir que uno o varios arriba, dado que en Old Trafford era la quinta opción ofensiva para dos puestos (antes, Wayne Rooney, Robin van Persie, Danny Welbeck, incluso el joven Adnan Januzaj), al tiempo que en Chamartín será la segunda alternativa en pugna por una plaza (competirá con el otro 9 en la escuadra blanca, el discutido Karim Bemzema, de quien parte como suplente). Si a eso añadimos que ficha por el campeón de Europa y deja atrás a un club que ni siquiera participará en certámenes continentales, entonces el balance del traspaso es bueno, más allá de que en el Real Madrid existen numerosos futbolistas aptos para ocupar el eje de ataque sin ser necesariamente delanteros centros.

 

¿Por qué se han fijado en Javier? Por lo mismo que Sir Alex Ferguson decidió retenerlo y renovarle contrato cuando no conservó la titularidad de su primera temporada: porque pocos atacantes en el mundo saben ingresar tan enchufados, revolucionar tan pronto un partido, optimizar sus instantes en la cancha. Podrá gustar su estilo o no, criticársele más o menos, creerse o dudarse en sus condiciones, pero nadie tiene argumentos para refutar una estadística tan clara como que el hecho de que ha sido traspasado de un tiburón a otro: que es uno de los cinco goleadores más efectivos en veintidós años de historia de la Premier League, con un gol cada 120 minutos.

 

A priori, su rol en el Madrid será incursionar en momentos críticos y remediar situaciones comprometidas, tal como hizo para el United en todas las competencias en las que participó. ¿Goles de rebote? ¿Con la cara o rodilla? ¿Con más suerte que puntería? Eso es lo de menos cuando unos puntos se están escabullendo y quien ingresa al juego los logra rescatar.

 

Florentino Pérez ha debido tener en cuenta el gran poder de mercadotecnia que trae como valor añadido el Chicharito, aunque atribuir exclusivamente a eso su fichaje, sería simplista: no cuando sólo existía otro 9 y el Madrid afrontará tantísimos certámenes (Liga, Copa del Rey, Champions League, Mundial de Clubes); no cuando quienes sonaban eran portentos del gol como Radamel Falcao García; no cuando se juega tanto en esta 2014-15 en el que emerge un nuevo proyecto del Barcelona; no cuando se enfrentan tan pronto tan serias dudas en el Bernabéu.

 

Acaso Ferguson detectó algo que Carlo Ancelotti ve hoy con claridad: que Hernández tiene algo especial; que su positiva manera de asumir la suplencia, lo hace deseable; que su disposición al desafío, le permite crecer; que es, antes que nada y más allá de lo que digan sus detractores, sinónimo de gol.

 

Futbolistas mexicanos irán y vendrán, pero pasarán demasiadas décadas para que alguno pase por dos gigantes de esta dimensión. Sin duda, algo como para valorar al ahora merengue Chicharito.

 

Va a hacer goles.

 

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