Con el América no hay medias tintas, es el equipo más polémico del futbol mexicano, y lo ha aprovechado a su favor, su leitmotiv más conocido es el antipático “Ódiame más”, y gran parte del odio se lo ha ganó por su poderío económico y su capacidad de comprar a cualquier jugador.

 

En ocasiones estos “cracks” se han convertido en ídolos y otras veces –las más- se fueron por la puerta de atrás con un gran fracaso a cuestas.

 

Existen excepciones  de jugadores que llegan al nido para convertirse en los más aclamados por la afición azulcrema, los dos casos más recientes son los de ‘Chucho’ Benítez y Salvador Cabañas, el primero incluso logro alzar un título.

 

Existe algo sombrío que los une, después de ser verdaderas figuras con el América su carrera terminó abruptamente. Benítez falleció repentinamente tomando por sorpresa a todos, mientras a Cabañas un balazo en la cabeza cortó de tajo su carrera, previo al Mundial de 2010.

 

Existe otra lista mucho más larga, donde figuran estrellas que apenas llegan a las Águilas se apagan para nunca más recuperar su brillo. Existe una especie de maldición quizá, o tal vez sea algo mucho más simple y sencillo de explicar: la presión que representa jugar en un club como el América simplemente se los “come”, es tanta que no pueden con ella o aL revés, la fama a la que súbitamente acceden los nubla y no los deja jugar.

 

Oribe llamado a ser el gran ídolo o condenado al fracaso  md_24302

 

La última gran contratación del club de Coapa fue Oribe Peralta, figura máxima en el Santos Laguna y héroe del futbol mexicano después de conseguir la medalla de oro en Londres 2012. Quizá sea prematuro hacer una evaluación del jugador en su etapa americanista cuando el torneo lleva escasas tres jornadas, pero el delantero vestido de amarillo dista mucho del Oribe de Santos.

 

Oribe tiene dos caminos frente a él, o se convierte en un ídolo azulcrema como Cabañas o Benítez o se va con más pena que gloria como lo hicieron Ramón Ramírez o Matías Vuoso.

 

Cada uno de los casos de éxito o fracaso tiene sus singularidades  y sus matices.

 

Salvador Cabañas

 

Llegó con 23 años a Jaguares de Chiapas y en tres años marcó 59 goles en tan solo 103 juegos, con esas estadísticas nada despreciables, los azulcremas sacaron la chequera y en 2006 compró la carta del paraguayo quien logró 69 dianas en 115 partidos con la camiseta azulcrema.  Desde los primeros juegos se adaptó a la altura de la ciudad de México.

 

Después de un altercado en un bar, Cabañas recibió un  balazo en la cabeza que lo puso al borde de la muerte, se logró recuperar  pero su carrera terminó consagrado como un gran ídolo.

 

Christian Benítez

El jugador ecuatoriano había tenido un paso bastante digno en el Santos de Torreón,  sus actuaciones en el equipo lagunero lo llevaron a jugar para el Birmingham City de Inglaterra; regresó a Santos solo para confirmar su calidad y llenar las arcas del equipo gracias a la millonaria compra que hicieron las Águilas.

 

Ya en el club dirigido en ese entonces por Miguel Herrera, se convirtió el delantero más letal del futbol mexicano: consiguió la impresionante cantidad de 52 goles en solo 79 juegos.

 

Salió del América para jugar en el  El-Jaish SC de Qatar, pero la muerte lo sorprendió apenas a los 27 años. Un ataque fulminante al corazón fue la causa de muerte del nuevo ídolo del club, con quién consiguió el título del Clausura 2013, en una final épica contra el Cruz Azul.

 

Matías Vuoso

 

Igual que Benítez y Oribe venia de romperla en Santos, era seleccionado nacional  pero una vez que se vistió de amarillo pareció que el talento se esfumó. La carrera del delantero de origen argentino vino a pique, el nivel con el que llegó al club de Coapa nunca más lo pudo recuperar.

 

Marcó algunos goles pero no significaron nada para un equipo donde la excelencia es  lo mínimo indispensable para ser titular.

Ramón Ramírez

 

Un caso paradigmático, con Chivas de Guadalajara  durante cuatro temporadas pasó de ser la promesa a la gran figura del futbol mexicano, pero cuando llegó al América en 1999 su desempeño ya no fue tan bueno.

 

Pero apenas se alejó del Azteca para jugar en Tigres y después de nueva cuenta en las Chivas, su nivel regresó como por arte de magia.

Cierto es que solo jugó un torneo con el América pero el comportamiento tan errático, tan diferente de un club a otro resultó increíble.

 

Estos quizá seas los casos más mediáticos, pero la listas de jugadores que llegan con gran cartel a las Águilas y no logran sobresalir es larga: Daniel Vilos, Djalmiha, Castroman, Vicente Sanchez, Insua,  Chitiva, Chaco Giménez… más ¿Oribe?.