Se asegura que los celos son un sentimiento exclusivo de los humanos, sin embargo, la emoción por proteger los vínculos sociales de los intrusos podría dejar de ser algo característico de nuestra especie para compartirlo con los perros,  lo que podría demostrar que este sentimiento está vinculado con el instinto de supervivencia.

 

De acuerdo con un estudio publicado por la revista Plos One, se ha encontrado que los perros exhiben comportamientos significativamente más celosos; por ejemplo empujando, tocando o mordiendo al perro en discordia cuando sus dueños muestran conductas afectivas hacia lo que parecera su enemigo canino, en comparación con los objetos no sociales. Estos resultados apoyan la hipótesis de que los celos tiene alguna forma “primordial” que existe en los bebés humanos y en al menos otra especie sociales, además de los seres humanos.

 

El propósito del estudio fue construir una situación social y determinar si los perros, cuyos propietarios demostraban afecto a un intruso potencial, se involucraban en conductas indicativas de celos.

 

La investigación, realizada entre 36 perros de razas muy distintas, consistió en realizar tres acciones: jugar con un perro inanimado,  aparentar juguetear con una calabaza linterna y leer un libro para niños con canciones y animaciones para poder medir las reacciones del animal.  Hasta un 30% de los perros intentaron interponerse entre su dueño y un perro de peluche, y la cuarta parte de los animales tuvo gestos agresivos hacia el juguete.

 

Se cree que estas reacciones de protección fueron desarrollados por los caninos gracias a la domesticación. Aunque varias especies sociales tienen la capacidad de los celos, los perros podrían ser la única especie además de los seres humanos en los que la emoción puede ser evocada en relación con un miembro de una especie diferente.