RIO DE JANEIRO.  Joseph Blatter vio el domingo por quinta vez como presidente de la FIFA una final de la Copa del Mundo. Y puede haber una sexta en Rusia 2018, cuando tenga 82 años.

 

Su aspiración es ser relegido en mayo y ampliar su mandato al frente del organismo rector del fútbol, que empezó en junio de 1998.

 

“Voy a ser honesto, todavía tengo el deseo, un deseo más fuerte que nunca de seguir hacia delante”, dijo Blatter a los delegados de la CONCACAF dos días antes del comienzo del torneo.

 

El éxito del Mundial de Brasil ha superado las expectativas. Buena organización, excelente fútbol y menos protestas en las calles. Desde que Brasil fue elegido sede en 2007 como único candidato, Blatter delegó la responsabilidad de una problemática preparación a su secretario general Jerome Valcke.

 

 

De cualquier forma, Blatter puede presumir de un trabajo bien hecho. Como probablemente lo haga el lunes en el estadio Maracaná en su única rueda de prensa desde que empezó la competición.

 

 

Blatter ha sido reservado en sus apariciones públicas durante la Copa. La FIFA es poco popular en Brasil, donde es vista como un organismo implacable en sus demandas que después se marcha sin pagar un centavo de impuestos.

 

 

La FIFA negó que haya dado instrucciones a la productora de la señal de televisión para evitar planos de Blatter en los 18 partidos que ha asistido. Su imagen ha aparecido de vez en cuando en las pantallas de los estadios. Cuando la canciller alemana Angela Merkel vio a su equipo golear 4-0 a Portugal el 16 de junio, las cámaras enfocaron a la presidenta junto a dos personas sentadas a su izquierda, en lugar de la derecha, donde le acompañaban el propio Blatter y el presidente de la UEFA Michel Platini.

 

 

“No me he escondido”, dijo Blatter a un grupo de periodistas en una recepción privada organizada por el comité de Rusia 2018. “Sólo que no he estado hablando demasiado”.

 

 

Si Blatter no es muy querido entre la mayoría de aficionados, su cartel entre las autoridades del fútbol —los votantes de la FIFA— sigue siendo bueno.

 

 

Blatter viajará el martes de regreso a Suiza para diseñar su campaña de relección ante los 209 miembros de las federaciones en mayo. El presidente siempre parece estar en campaña.

 

 

Su columna para la revista semanal de la FIFA publicado el 4 de julio fue un buen ejemplo. Tras la mala actuación de los equipos asiáticos en el Mundial —cero victorias en 12 partidos disputados por sus cuatro representantes_, Blatter escribió que debería haber más selecciones de la región en los próximos campeonatos.

 

 

“Necesitamos un nuevo acuerdo, lo más pronto posible”, señaló Blatter, en un claro mensaje contra la UEFA (con 53 delegados y 13 equipos en la Copa) y Platini. La estrategia de Blatter parece ir encaminada a disuadir el líder francés.

 

 

La próxima fecha clave será el próximo 29 de agosto, cuando se celebre el sorteo de la Liga de Campeones en Mónaco. Platini debería decidir entonces si presenta su candidatura a la presidencia de la FIFA. Incluso si el ex futbolista francés renuncia, lo más probable es que la UEFA apoye a cualquier otro candidato.

 

 

En el congreso de la FIFA que tuvo lugar en Sao Paulo en junio, los delegados europeos pidieron a Blatter que dejara el cargo en 2015. El presidente de la federación holandesa Michael van Praag dijo que la FIFA era sinónimo de corrupción y que se corría el riesgo de que la gente no les tomara en serio nunca más.

 

 

“Fue la mayor falta de respeto que experimenté en toda mi vida”, señaló Blatter a los medios.

 

 

Horas antes, Blatter deleitó a los miembros de la FIFA prometiendo el reparto de un pago extraordinario de unos 200 millones de dólares de los 4.500 millones de dólares de ingresos generados por la Copa.

 

 

“Es imposible tener contento a todo el mundo”, señaló Blatter.

 

 

Pero la mayoría sí parece satisfecha con su liderazgo.