Belo Horizonte. No es fácil encontrar en la historia de los alemanes un equipo que les resulte lo más cercano a una bestia futbolística, precisamente ese equipo es Brasil, su rival de hoy por la tarde en el estadio Mineirao de Belo Horizonte, dos gigantes futbolísticos que por increíble que parezca sólo se han visto las caras una vez en la historia de los  mundiales, con un final feliz para la cancarinha en el partido definitivo de la Copa del Mundo 2002 en que se impusieron a los germanos.

 

Brasil llega a este partido en pleno estado de conmoción por la pérdida de Neymar, lesionado en el último juego de la canarinha ante Colombia en los cuartos de final. Por eso, tanto el seleccionador brasileño, Luiz Felipe Scolari, como los jugadores han cerrado filas y se han conjurado para usar la lesión de Neymar como un nuevo incentivo, una inyección de moral que sirva para catapultar al equipo a la final del Maracaná.

 

No es extraño para una selección que durante su Mundial se ha movido más por impulsiones, instintos y emociones que por un fútbol pensado y racional. La lesión de Neymar no ha hecho más que ahondar en ese proceso y Scolari ha insistido en hurgar en el componente anímico, para dar una sacudida a sus jugadores y lograr que recobren la intensidad y el hambre de victoria de las que hicieron gala el año pasado en la Copa Confederaciones.

 

En el apartado táctico, Scolari ha hecho diversas pruebas y ha barajado el mismo esquema de juego de los últimos partidos, lo que supondría reemplazar a Neymar por alguno de sus sustitutos naturales, por ejemplo Willian, medio del Chelsea, que ha entrado en varios partidos como opción ofensiva, aunque Scolari todavía no ha dejado claras sus preferencias en los entrenamientos realizados en Teresópolis.

 

Alemania aspira a un gran triunfo en la etapa Joachim Low, siempre en puertas del éxito y siempre ahogado en la orilla. El cuadro germano afronta en Belo Horizonte su cuarta semifinal seguida. Perdió con España en Sudáfrica 2010, con Italia cuatro años antes y en Corea y Japón alcanzó la final, donde fue superada precisamente con Brasil en la única cita en un Mundial que hasta ahora han jugado.

 

Y en medio de todo, un árbitro mexicano: Marco Rodríguez, quien desde ahora no pasa desapercibido entre los protagonistas, pues tanto Scolari, como Low opinan sobre lo que esperan del, llamado, Chiquidrácula. “Por lo que sabemos es un árbitro experimentado, con tres Copas del Mundo en su historial. Debe ser una buena elección de la FIFA para este partido”, opinó sobre él Scolari, mientras que el timonel alemán dijo que espera que con Marco Rodríguez, “el reglamento en el Mineirao no sea simplemente papel mojado”.

 

Ya se mencionó. Brasil siempre ha ganado a Alemania en las tres ocasiones que han disputado un partido oficial. Una solo en un Mundial, cuando le arrebató el título en el 2002. Dos más en otras tantas ediciones de la Copa Confederaciones, pero siempre con festejos de la canarinha, ¿podrá Alemania cambiar la historia presente?