JERUSALÉN. El mismo día que la tensión militar continuó creciendo con nuevos bombardeos aéreos israelíes y cohetes palestinos, la policía en Jerusalén detuvo a seis israelíes sospechosos de haber quemado vivo a un joven palestino, cuyo cuerpo carbonizado fue encontrado el miércoles pasado.

 

 

La policía israelí no lo anunció formalmente, sin embargo, los principales medios locales informaron sobre las detenciones y coincidieron, citando a fuentes anónimas oficiales, en que los sospechosos son judíos extremistas, según los diarios Haaretz y Jerusalem Post, entre otros.

 

El cuerpo carbonizado de Mohamed Abu Jadair, un joven palestino-estadounidense de 16 años, había sido encontrado el miércoles en un bosque de Jerusalén, apenas dos días después que el Ejército israelí encontrara en Cisjordania, el territorio palestino vecino, los cuerpos de tres jóvenes israelíes.

 

El asesinato de los tres estudiantes religiosos israelíes en el corazón de la ocupación militar israelí, que ya lleva casi medio siglo, provocó una ola de manifestaciones en todo Israel, algunas abiertamente racistas.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, el mismo que el lunes pasado había prometido que la organización islamista palestina Hamas “pagará” por la muerte de los tres jóvenes, pidió ayr calma a sus ciudadanos.

 

“La experiencia prueba que en momentos como estos, uno debe actuar con calma y de forma responsable, no apresuradamente y de forma histérica”, aseguró el premier al comenzar la reunión semanal con su gabinete, informó la cadena de noticias CNN.

 

 

El discurso moderado del primer ministro pareció chocar con las imágenes de Tariq Jadair, el primo de 15 años del joven palestino quemado vivo, que el viernes pasado fue apaleado por guardias fronterizos israelíes y detenido junto a otros 11 palestinos.

 

Tras dos días de fuerte presión mediática, el Tribunal de la Magistratura de Jerusalén dejó en libertad bajo fianza a Tariq. Las imágenes del rostro deformado del joven, así como la difusión de un video en el que se ve a fuerzas de seguridad israelíes pateando a una persona con el rostro encapuchado que parece no reaccionar, habían dejado en un lugar incómodo a las autoridades israelíes, quienes pese a sus primeras promesas de venganza habían moderado sus palabras tras el asesinato del primo de Tariq.

 

La corte de Jerusalén decidió no encarcelar al joven palestino que vive en Estados Unidos, sin embargo, aceptó las acusaciones de la policía israelí y le ordenó a Tariq que no podrá residir en el campo de refugiados de Shuafat en Jerusalén Este, donde vive su familia, durante 10 días.

 

Además, deberá permanecer bajo arresto domiciliario hasta volver a Estados Unidos y tendrá que pagar una fianza de 3.000 shekels (645 euros), según explicó un observador del proceso judicial de la Unión Europea (UE).

 

Según la acusación, Tariq habría tirado bombas molotov y piedras contra los policías y los guardias fronterizos que reprimieron las protestas palestinas del viernes pasado, que siguieron al masivo funeral de Mohamed Abu Jadair, el joven asesinado esta semana.

 

Cohetes y cazas

 

 

En tanto, la tensión militar continuó creciendo en la Franja de Gaza y en el sur israelí, a donde Tel Aviv movilizó esta semana un importante contingente militar.

Durante el día de ayer un total de 17 proyectiles fueron lanzados desde Gaza hacia el sur israelí, sin causar ninguna víctima. Dos fueron proyectiles de mortero y el resto cohetes de corto alcance.

 

Israel respondió con una nueva campaña de bombardeos aéreos, apenas horas después de haber lanzado varios ataques durante la madrugada. Tampoco fueron denunciadas víctimas.

 

Según un comunicado de las fuerzas militares israelíes, los objetivos golpeados fueron instalaciones militares de la organización islamista Hamas, en el centro y sur de la Franja de Gaza.