JERUSALÉN. Uno de los seis israelíes arrestados hoy por las fuerzas de seguridad en relación con el asesinato del menor palestino Mohamad Abu Jedeir, quemado vivo esta semana en Jerusalén, confesó su participación en el crimen e inculpó al resto de los acusados, informa el diario digital Ynet.

De acuerdo con fuentes policiales y de inteligencia citadas por el periódico, los sospechosos son varios hombres jóvenes, algunos de ellos menores de edad, procedentes de la ciudad israelí de Beit Shemesh, próxima a Jerusalén, y de la colonia judía de Adam, en la Cisjordania ocupada.

Fuentes policiales apuntan a que el crimen habría sido cometido en venganza por el asesinato de tres jóvenes israelíes, hallados tiroteados el pasado lunes cerca de la ciudad palestina de Hebrón, tras 19 días desaparecidos.

Según datos revelados durante la investigación, los detenidos también están relacionados con el intento de secuestro de el niño de 9 años Musa Zalum en el barrio árabe de Beit Hanina, en Jerusalén, en la jornada previa a la desaparición y asesinato de Mohamad Abu Jedeir.

Un tribunal dictó prisión preventiva durante ocho días a cinco de los seis detenidos, a pesar de que la policía había solicitado un plazo de dos semanas, mientras que para el sexto decretó cinco días.

Los seis son sospechosos de afiliación a grupo terrorista, pertenecer a un movimiento ilegal, asesinato, conspiración criminal, posesión de armas y munición y de cometer un delito por motivaciones raciales.

La investigación también reveló que el asesinato de Abu Jedeir fue con premeditación y alevosía.

La principal evidencia es el vehículo que usaron los sospechosos para el secuestro, que la policía había localizado y que había sido registrado por las cámaras de seguridad de la zona.

 

El mismo sábado se conoció también que dos policías israelíes propinaron una paliza a Tareq Jedeir, primo de Mohamad, y lo retuvieron durante algunas horas sin cargos, a pesar de la gravedad de sus heridas.

Tareq, que tiene nacionalidad estadunidense y estaba en Jerusalén de vacaciones, fue puesto en libertad condicional hoy bajo fianza de tres mil shekels (600 euros), con obligación de no pisar Shuafat y sin que se sepa si podrá regresar a su país en la fecha prevista, explicó su familia.

La prensa israelí informó de que se abrió una investigación a dos agentes de frontera, después de que un vídeo mostrara cómo dos policías israelíes encapuchados pegaban y arrastraban a un joven en Shuafat.

El sábado, el padre de Mohamad pidió al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, que destruya la casa de los culpables, como ha hecho con la de la familia de los dos presuntos autores del asesinato de los tres estudiantes judíos.

En declaraciones a la prensa dijo que quiere un castigo igual al de la familia Qawasme, a uno de cuyos miembros se le acusa del asesinato de Eyal Yifrach, Gilad Shaer y Naftali Fraenkel, dos de ellos también menores.

Tras el entierro de los tres jóvenes israelíes, decenas de ultranacionalistas judíos salieron a las calles de Jerusalén al grito de “venganza” y “muerte a los árabes” y trataron de atacar a empleados palestinos en el centro de la ciudad.

Además, las redes sociales en hebreo se llenaron de llamamientos a la venganza, algunos protagonizados por soldados que mostraban eslóganes racistas.

Esta semana, grupos de colonos radicales judíos atacaron, además, a varias personas en la Cisjordania ocupada, escenario también de ataques palestinos a israelíes

Ante esta ola de ataques, el presidente israelí, Simón Peres, y Netanyahu tuvieron que pedir públicamente a la población de su país que se abstenga de provocar y no se tome la justicia por su mano.