No deja de ser curioso que la primera selección eliminada de esta Copa del Mundo, tenga tan evidente influencia en relación a la etapa definitiva del torneo.

 
La gran generación multicampeona de España se fue de manera apresurada y frustrada, pero su herencia está ahí: en jugadores que unos años atrás habrían sido descalificados para la máxima competencia por su complexión y en un concepto de tocar el balón que lucía caducado en la práctica de este deporte.

 
Los destinos de varias selecciones vivas en este Mundial, se recargan en algún talento ofensivo que parece fabricado siguiendo el paradigma de los cracks barcelonistas.

 
Los ritmos de Francia son marcados por el diminuto Matthew Balbuena. Con apenas 1.67 de estatura, este descendiente de españoles llama la atención al pararse junto al banderín de córner que es de su estatura, pero sobre todo por su clarividenciay dinámica con el balón en los pies. En el Olympique de Marsella coincidió con el actual seleccionador, Didier Deschamps, quien no dudó en dar al apodado “Le petit veló” (la pequeña bicicleta) las llaves del representativo francés.

 
Así como a Balbuena, al colombiano James Rodríguez podríamos encuadrarlo en el modelo Iniesta. Es más alto, aunque aparenta semejante fragilidad. En todo caso, esa delgadez, muchas veces pretexto de entrenadores para desechar futbolistas, no ha sido obstáculo alguno para quien es, de momento, la gran figura de Brasil 2014. Autor de quizá los dos goles más bellos del torneo, el virtuoso James tiene un carrerón por delante.

 
Desde Sudáfrica 2010 ya no sorprende que a esa tendencia se haya entregado la otrora corpulenta selección alemana. Mario Götze, Mesut Özil, Toni Kroos, coinciden en esa fisonomía, así como en el buen gusto para tratar el balón.

 
Al referirnos a este tema, quizá sobren las palabras relativas a Lionel Messi, él mismo estandarte de esa escuela española y de una generación que ha desafiado a las necedades de más alto o más fuerte: simplemente, más capaz y los demás adjetivos apegados al físico, sobran.

 
Con la cuestionada selección brasileña, Neymar y Óscar han sido lo mejor (o lo único de en medio hacia adelante). La aparente vulnerabilidad física de los dos, nos mantiene en el mismo rumbo ya enfatizado renglones arriba.

 
Eden Hazard, el mayor crack belga, es otro de los bajitos que resplandecen en este Mundial. De él, espero se pueda ver mucho más de lo hasta ahora mostrado. Gol, cambio de ritmo, desequilibrio, visión total.

 
Sería un simplismo limitar la irrupción de tantos cracks de este tipo a la influencia española, pero creo que existe un vínculo importante. Tan importante como la tendencia en este Mundial a poner el balón abajo, a salir jugando, a tener en la cancha a los que saben qué hacer con él.

 

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