Nueve de los veintitrés seleccionados tricolores en Brasil 2014, estuvieron antes en Sudáfrica 2010 y cinco de ellos en Alemania 2006. ¿Cuántos de los actuales repetirán en Rusia 2018?

 
Como la vida misma, el futbol da bruscas vueltas y cuatro años son una barbaridad, aunque mantener muchos nombres de ciclo a ciclo es síntoma inequívoco de que no se ha producido la cantidad de talentos necesaria para una renovación o, al menos, una sana competencia; por longeva y cuidadosa de su forma física que sea una generación, si de verdad consagras a numerosas promesas el cambio es automático (e imprescindible para crecer).

 
A unas horas de la sádica eliminación a manos de Holanda, podemos considerar que al menos quince de quienes conformaron este plantel cuentan con edad para soñar con una revancha en Rusia. Edad, he dicho, porque luego viene la capacidad propia y de quienes surjan para disputarles el sitio.

 
Hoy hace sentido visualizar en 2018 a Memo Ochoa, Héctor Moreno, Diego Reyes, Héctor Miguel Herrera, Raúl Jiménez, Miguel Layún, Alan Pulido, Javier Aquino, Giovani Dos Santos, Miguel Ponce, Javier Hernández, Gallito Vázquez , Isaac Brizuela, Marco Fabián, Paul Aguilar y Andrés Guardado. Luego viene la incógnita respecto a cómo vayan a estar Oribe Peralta, Alfredo Talavera y José de Jesús Corona.

 
De cualquier modo, si no se refresca el grupo con unas quince caras nuevas, será evidencia de que estamos atorados. Tras un 2013 tan difícil en el representativo nacional, Miguel Herrera terminó retomando en su lista final buena parte de lo que Chepo de la Torre había convertido en su base. La razón no fue la terquedad o un afán de colmarse de experiencia, sino que simplemente era lo que había.

 
Los veteranos Rafa, Maza y Salcido volvieron porque no hubo más tela de dónde cortar (en términos de futbol y en términos de liderazgo). Futbolistas cuestionados por su falta de ritmo en Europa como Guardado, Herrera, Chicharito, Reyes, se quedaron porque era imposible ser fuertes sin ellos.

 

El tiempo dejó claro que la lista del Piojo fue adecuada, porque con el certamen en marcha no hubo un instante en el que hayamos echado en falta a alguien en específico (Luis Montes o Juan Carlos Medina no cuentan, al haber sido marginados por lesión). Mis dudas son en relación a algunos que por determinada circunstancia no estuvieron a la altura de lo que se les conoce o de plano no fueron utilizados. Pienso en Carlos Gullit Peña, aparentemente el mediocampista más en forma un mes atrás, o en Isaac Brizuela, quien fue desplazado como opción de refresco ofensivo primero por Marco Fabián y después incluso por Javier Aquino.

 
Al margen de los nombres, vienen cuatro años en los que se tiene que trabajar mejor: más debuts, más oportunidades a mexicanos, más ocasiones de fogueo internacional (y no pachangas en Estados Unidos que sólo dejan dinero), más facilidades para exportar a Europa (basta con ver la evolución de Héctor Herrera para entender lo que da ese salto), mayor simbiosis en cada rubro del balompié mexicano.

 
Que podemos jugar contra los mejores ya nadie puede dudarlo. Que podemos ganarles un partido definitivo, es la rabiosa y ansiosa asignatura pendiente.

 
No estoy seguro de que en Sudáfrica 2010 se haya mostrado un aprendizaje en relación a Alemania 2006 y algo parecido puede decirse de Francia 98 respecto a Estados Unidos 94. Si se logra que sea viable por todo el ciclo que Miguel Herrera continúe en el timón, iremos mejor. Si se logra que sea viable, porque la luna de miel mundialista terminó y vendrán múltiples momentos de máxima presión.

 
A lo que sigue, entonces. A ver si nos llevamos de Brasil algo más que el amargo recuerdo de la más maldita de las eliminaciones.
Twitter/albertolati

 

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