A diferencia de administraciones anteriores, los funcionarios sí están yendo a las comunidades indígenas a entregar los apoyos federales en el marco de la Cruzada Nacional contra el Hambre (CNCH), “nos estamos ensuciando los zapatos”, asegura Nuvia Mayorga, directora general de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI).
La principal falla en administraciones anteriores para impulsar el desarrollo de estas comunidades fue que los programas y recursos se entregaban sin que el gobierno diera seguimiento de sus resultados y, muchas veces, estos recursos se quedaban en manos de asociaciones o dirigentes, lo que impidió que estas poblaciones salieran del rezago.
De los 400 municipios incluidos en la Cruzada, la mitad es indígena, y la mayoría se localiza en Oaxaca y Chiapas, entidades con los mayores índices de rezago a nivel nacional. En este marco, dijo,se busca dejar de lado el asistencialismo predominante en las estrategias para el desarrollo indígena.
En entrevista con 24 HORAS, precisó que la población infantil indígena es prioridad para la CDI, ya que es en las nuevas generaciones donde se puede sembrar la igualdad de oportunidades para este sector de la población, esto pese a que sólo uno de los 10 programas que aporta la dependencia a la Cruzada contra el Hambre está enfocado a los niños de estas etnias.
A pesar de los muchos programas para las comunidades pobres indígenas el rezago persiste, ¿qué ha pasado?
Que los proyectos productivos se los comen. Las comunidades no están acostumbradas a trabajar en grupo y para que estos proyectos sean exitosos se requiere integración, esto es lo que ha fallado en los últimos años, no dejan que los proyectos crezcan para que después tengan el ingreso que les permita comer.
¿Cuáles son los principales avances de la CDI en la Cruzada?
Tenemos importantes resultados en temas como el mejoramiento de la vivienda, el aumento del ingreso familiar y el acceso a la alimentación. Hoy estamos yendo al campo y nos estamos ensuciando los zapatos para garantizar que los indígenas vivan mejor y tengan mayores oportunidades productivas.
Podría dar en números las acciones que hemos realizado y los resultados alcanzados, pero tenemos que esperar a la valoración que hará el Coneval (Consejo Nacional para la Evaluación de la Política de Desarrollo Social) en unos meses. Es parte fundamental de la Cruzada que una dependencia como ésta arroje los indicadores que muestren el funcionamiento de la estrategia, pero puedo adelantar que los recursos sí le está llegando a la población y sí se están teniendo los beneficios esperados.
¿Será el Coneval el que califique las acciones de la CDI en la Cruzada?
Quien califica a la Cruzada es la población a través de tres millones de historias que muestran los beneficios de los programas de la CDI, la Sedesol, la Sagarpa u otras dependencias que participan en ella. Sin embargo sí hay indicadores importantes que debemos calificar, en el caso de la Comisión, y que tienen que ver con vivienda, drenaje, electricidad, ingreso y alimentación.
Tenemos resultados positivos que esperamos arrojen hacia final del año el Coneval en colaboración con el Inegi, pero hasta el momento podemos hablar, por ejemplo, de tres mil viviendas nuevas en el ejercicio 2013, de las cinco mil proyectos de este tipo que estamos realizando, por lo que puedo adelantar que vamos muy bien.
¿Cuál es la prioridad de la CDI?
Para el mejor desarrollo de los pueblos indígenas hay que empezar con las generaciones nuevas, para que tengan las mismas oportunidades que los niños que viven en zonas urbanas. Hoy en día tenemos mil 300 albergues en todo el país donde estamos dando atención a 80 mil niños de distintas etnias para que, además de darles la alimentación que necesitan desde el nivel preescolar hasta el bachillerato, les aseguremos que puedan seguir estudiando hasta nivel superior.
¿Y cómo se atiende al resto de la población?
A través del impulso de proyectos comunitarios. Los vamos a acompañar por tres años para orientarlos, capacitarlos y supervisarlos para que sean productivos y exitosos. Muchas veces se les capacitaba pero no se les supervisaba, se les dan las herramientas y al rato ya no tienen el proyecto y después quieren otro y no es una forma de ser autosuficientes.
Lo que estamos haciendo ahora es darles las herramientas por un periodo determinado siempre que cumplan con las reglas que son mínimas. Con esto buscamos que sus proyectos sean productivos y que los beneficiarios puedan comer por medio de ellos, no que se coman los recursos.