Petróleos Mexicanos (Pemex) anunció haber logrado la colocación del 7.86% del capital de la española Repsol a un precio de 20.10 euros por acción a Deutsche Bank y Citigroup.

 

El monto total de la venta de acciones de la compañía española es de dos mil 091 millones de euros (casi tres mil millones de dólares), lo que representa el 10% de la inversión total de Pemex.

 

El director general de Pemex, Emilio Lozoya, confirmó este miércoles que el Consejo de Administración de la paraestatal autorizó el inicio del proceso de desinversión de los 104 millones 057 mil 057 títulos accionarios que mantiene la petrolera mexicana en Repsol.

 

Lozoya destacó que ante el nuevo entorno en el que se desarrolla Pemex tras la aprobación próxima de las leyes secundarias de la reforma energética, la desinversión en Repsol permitirá una mejor asignación de recursos financieros en proyectos con mayores expectativas de rentabilidad y generación de valor económico para México.

 

“La decisión de desinvertir en Repsol obedece a la baja rentabilidad de las acciones obtenida por la actual administración frente a otras petroleras, a nuestras diferencias con sus prácticas de gobierno corporativo y a que no se materializaron los beneficios mutuos que Pemex espera de la alianza industrial firmada con Repsol hace más de dos años”, dijo Lozoya.

 

“Es importante recalcar que en esta operación, tanto del paquete accionario que se adquirió en 2011, como de cualquier accionario, hay un retorno sobre esta inversión. En que esto no se haya materializado en materia tecnológica, es desafortunado, pero es un hecho”, agregó.

 

Esfuerzos fallidos

 

Para Luis Miguel Labardini, socio experto en temas energéticos de la firma Marcos y Asociados, la decisión de Pemex de vender sus acciones en Repsol es la adecuada, ya que la paraestatal hizo todos los esfuerzos por ganar poder en la empresa española sin lograrlo.

 

“Pemex vio que no iba a ganar por lo menos en el mediano plazo y decidió desinvertir. Desde el punto de vista económico, las acciones se vendieron bien comparado desde que compró ese paquete de acciones hace un par de años”, indicó.

 

No obstante, afirmó que más allá de esta decisión, está todavía pendiente una estrategia de internacionalización de Pemex para que la paraestatal diversifique su riesgo en otros países, sea invirtiendo en campos petroleros o en otros proyectos.

 

“Es algo que todavía está pendiente para la nueva administración. Es necesaria una estrategia de internacionalización porque todo lo que se hizo en Repsol fueron decisiones que no respondieron a una estrategia, sino a decisiones de muy corto plazo y eso para una empresa petrolera no es un buen proceso de toma de decisiones”, señaló.

 

Venta pendiente

 

Por su parte, el director de Finanzas de la petrolera, Mario Beauregard, afirmó que Pemex podría vender el 1.44% de acción que todavía tiene en Pemex.

 

“Se podría vender en el mercado, pero una vez que se venza este financiamiento que está asociado en esta posición que es en agosto”, indicó.

 

Señaló que después de 35 años en Petronor y Repsol, Pemex reporta una plusvalía de más de 900 millones de dólares.

 

Pemex es presente en el accionariado de Repsol desde 1990 y era hasta ayer el tercer mayor accionista de la petrolera española, por detrás del banco español La Caixa, que posee 12.97% y de la constructora española Sacyr, con el 9.53%.

 

En 2011, Pemex y Sacyr, el mayor accionista de Repsol, firmaron un acuerdo para que la petrolera mexicana pueda adquirir una participación adicional por 4.6% de las acciones de Repsol-YPF.

 

Pemex señaló que el paquete de acciones de Repsol en 2011 se adquirió a un precio de 19.95 euros, frente a los 20.10 euros por acción obtenidos en la operación de desinversión de ayer.

 

Sin daño patrimonial

 

“No existe ningún daño patrimonial. No se tomará ninguna acción legal en contra de ningún funcionario de Petróleos Mexicanos que decidieron invertir en la empresa, porque se hizo con una motivación de negocio para tener una mayor injerencia dentro de la empresa, la cual no se logró, pero, reitero, inclusive en el paquete accionario que se compró en 2011, no hay una pérdida económica”, aseguró Lozoya.

 

La venta de las acciones de Repsol se produce unos días antes de la visita de Estado a España del presidente, Enrique Peña Nieto, prevista para los días 9 y 10 de junio de 2014.

 

Lozoya enfatizó que esta decisión de mercado “no es tema de la agenda bilateral en la relación México-España, la cual es profunda y amplia”.

 

Tras vender la mayor parte de su participación en Repsol, Pemex dejó la puerta abierta para invertir en otras compañías con el fin de obtener tecnología.

 

“El objetivo de la operación era que existiera una cooperación tecnológica, que no se dio”, expresó el directivo.

 

Señaló que ni México ni Pemex formaban parte de los planes de Repsol, a pesar de la reforma energética que está realizando el gobierno federal para abrir el sector de los hidrocarburos a la industria privada nacional y extranjera.

 

“La reforma energética lo que pretende es poderle dar a Petróleos Mexicanos una mayor flexibilidad para la toma de decisiones, pero también una mayor flexibilidad para aliarnos con otras empresas para poder desarrollar estos proyectos de una forma más acelerada”, explicó.