La falta de visión en tecnologías de información en la empresa como elemento estratégico es producto de la desconfianza que generan en algunos directivos, que al desconocer su valor se preguntan si están gastando demasiado en tecnologías o por qué no ven los resultados a corto plazo. Es cierto que para muchos el área tecnológica es un tema que queda fuera de su área de negocio y en consecuencia, se traduce en bajos presupuestos.

 

Por ello, la clave radica en tener una buena estrategia y ponerla en práctica. En primer lugar, hay que determinar una línea de desarrollo informático en la empresa que implicará no sólo una inversión para sus costes de mantenimiento sino también estudiar los pros y contras técnicos y funcionales. Todas las decisiones tendrán que ser coherentes con la visión fijada por la empresa.

 

Se necesita ser coherente con las decisiones técnicas y económicas porque si no, se está generando incertidumbre y pérdida de tiempo. La solución radica en encontrar a la empresa que pueda aportar una visión integral, globalizadora, de negocio y tecnológica. De hecho, las empresas que se dedican al desarrollo y gestión de servicios informáticos, señalan que la base de su mantenimiento informático es en concreto, la definición estratégica.

 

En términos más elocuentes lo llaman la inteligencia digital, término que permite reconocer el valor de la tecnología en las empresas y comprender la capacidad para unirla al resto de la organización. Este valor va más allá de tener un buen presupuesto para el área de tecnologías de información.

 

La persona que tiene la habilidad de poseer una inteligencia digital será capaz de vincular este presupuesto a la estrategia de su negocio para crear una empresa más competitiva, acercando estrategias y herramientas que optimicen la gestión y la creación de conocimiento para lograr un aumento del rendimiento empresarial. La inteligencia digital va más allá de tener un alto presupuesto, se basa en vincular las inversiones de tecnologías de información con la propia estrategia de negocio con el objetivo de obtener una mayor ventaja competitiva.

 

En ocasiones, la lejanía entre la organización y el área de tecnologías estriba en que a los CIO no se les entiende pues en las universidades se les forma magníficamente en el área de informática y telecomunicaciones pero no mucho en formación financiera, marketing, gestión comercial, y comunicación, entre otras. Con una formación más integral, para los profesionales de las tecnologías de información será una sana y natural cualidad el liderar su empresa desde las TIC, en un momento actual en el que el principal negocio de muchas empresas es la innovación y la gestión de la información, dos elementos que son naturales de las TIC en este siglo.

 

Otra de las situaciones que tampoco ayudan es la adopción tan extendida de tecnicismos empresariales que describen los cargos en todas las áreas de la empresa. Así, nos encontramos con CEO, CIO, COO, CFO, CTO y CMO. Un CEO es el director ejecutivo y ejerce como máximo responsable de la gestión y dirección administrativa; el COO es el director de operaciones diarias de la empresa como producción, logística, etcétera; el CFO es el director financiero; el CIO es el responsable de los sistemas de tecnologías de la información de la empresa y suele confundirse con el CTO, que es el responsable técnico del desarrollo y funcionamiento de los sistemas de información desde el punto de vista de la ejecución; y el CMO es el director de Marketing como responsable de ventas y desarrollo de producto.

 

Pero se complica más dependiendo de la estructura de la organización ya que pueden darse varias combinaciones. Por lo general, el CEO es la parte más alta en la jerarquía de la organización y tiene por debajo a los ejecutivos responsables de cada área, que le reportan directamente para que tome sus decisiones. Sin embargo, en otros modelos de organización el CEO es ocupado por su presidente, como la imagen visible en su comunicación y relaciones públicas de la empresa, y delega la máxima autoridad al COO. En algunas organizaciones, al CIO se le encargan tareas de CTO y no le dejan tiempo para ocuparse de la inteligencia digital.