Las comerciales en los que las compañías tabacaleras mostraban a hombres atractivos y mujeres glamurosas con un cigarrillo en la mano o la boca quedaron atrás. En años recientes estas imágenes han sido sustituidas por personajes de aspecto enfermizo, postrados en cama e incluso rechazados por el resto de la sociedad.

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Desde que en 1964 se presentó el Informe del Cirujano General de Estados Unidos, el primero en su tipo que mostró los daños a la salud que causaba el tabaco, los gobiernos comenzaron a crear políticas y campañas para reducir el consumo del cigarro, así como a restringir las publicidad del tabaco, cosa que en México no sucedió de manera sistemática sino hasta 2008, con la publicación de la Ley General para el Control del Tabaco.

 

“Antes de esto, en el país el cigarro estaba asociado con un estilo de vida aspiracional y al glamour. La publicidad estaba enfocada en principio a los hombres, porque consumir cigarros los hacía más varoniles, como vaqueros, además de que era un acto de adultos, por lo que cada vez más los jóvenes consumían cigarros”, explicó en entrevista Erick Ochoa, director de Iniciativas para el Control del Tabaco de la Fundación Interamericana del Corazón México.

 

 

Además, las compañías tabacaleras encontraron en las mujeres su potencial crecimiento ya que desde la década de 1920, cuando comenzaron las movilizaciones femeninas para lograr mayor igualdad social y cívica, la industria aprovechó el momento para relacionar el acto de fumar con la libertad femenina, la emancipación y el empoderamiento. El resultado fue una mayor incidencia de tabaquismo entre este sector de la población.

 

Frente a esta tendencia, hace un par de meses la Secretaría de Salud lanzó una polémica campaña en la que se aludía a que las mujeres que fumaban tenían “humo en la cabeza”, lo que desató críticas en ciertos sectores de la población al considerar el mensaje como discriminatorio.

“Como sociedad cada vez hemos adquirido mayor conciencia de que fumar no es algo glamuroso, por el contrario, que este acto está asociado a distintas enfermedades y severos daños a órganos específicos”, añadió Erick Ochoa.

 

BATALLA CONTRA EL TABACO

 

La Encuesta Nacional de Salud señala que entre 2000 y 2012 hubo una ligera reducción en el porcentaje total de adultos en México que consumen tabaco, pasando de 22.3% a 19.9%, siendo la baja más notoria entre la población masculina.

 

De acuerdo con la Secretaría de Salud, si bien no existen datos sobre la incidencia de las campañas antitabaco, se sabe que pueden incrementar hasta en 300% las llamadas a los centros de atención para las adicciones, señaló Marlene Espinosa, directora de la Oficina Nacional para el Control de Tabaco.

La funcionaria dijo a 24 HORAS que las campañas publicitarias no son la única medida para atacar este problema de salud, por lo que durante la presente administración se buscará una reforma a la Ley General de Control de Tabaco para fortalecer políticas como los espacios libres de humo de cigarro, actualmente vigente en ocho entidades y que beneficia a 42% de la población, por lo que se busca implementarla a nivel nacional.

 

Asimismo, señaló que se incrementará el tamaño de los pictogramas en las cajetillas de cigarros, que actualmente abarcan 30% de la parte frontal: “la OMS recomienda que sea 50% y buscamos que abarquen 70% del paquete, además de prohibir la publicidad de cigarros, que todavía está vigente en algunos espacios”.

 

Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), las advertencias textuales y gráficas impactantes causan una disminución del número de niños que empiezan a fumar y un aumento de los adultos fumadores que dejan el tabaco.

Hace unos años, el diario El País registró que las campañas contra el tabaquismo reducen a la mitad el número de fumadores a lo largo de 30 años, de acuerdo con cifras del Sistema de Salud de España recabadas desde 1988.

 

“Se ha demostrado de manera sistemática que advertir sobre los riesgos y daños que provoca fumar generan un impacto tanto para el fumador o los potenciales fumadores. También sabemos que una política fiscal es más efectiva para reducir el consumo de tabaco, sobre todo entre los jóvenes, ya que por cada 10% de aumento al precio final de los cigarros reduce en 5% el número fumadores”, añadió Ochoa.

 

 

EL DATO

 

300% se incrementan las llamadas a los centros de atención para adicciones tras el lanzamiento de una campaña antitabaco

Fuente: Secretaría de Salud

 

“La publicidad estaba enfocada en principio a los hombres, porque consumir cigarros los hacía más varoniles, como vaqueros, además de que era un acto de adultos, por lo que cada vez más los jóvenes consumían cigarros”

ERICK OCHOA

DIRECTOR DE INICIATIVAS PARA EL CONTROL DEL TABACO DE LA FUNDACIÓN INTERAMERICANA DEL CORAZÓN MÉXICO

 

 

SIDE

Retraso en políticas contra tabaquismo: FIC

GABRIELA RIVERA

Las políticas públicas para reducir el consumo de cigarro permitieron mantener la prevalencia de fumadores. Sin embargo, existe un déficit de 10 años en la creación de nuevas políticas que coadyuven al cumplimiento de los acuerdos internacionales, subrayó Erick Ochoa, coordinador de las Acciones para el Control del Tabaco de la FIC.

El especialista recordó que México firmó el Convenio Marco para el Control de Tabaco de la Organización Mundial de la Salud (OMS) hace una década. Con ello se logró la creación de la Ley General para el Control del Tabaco, que prohíbe fumar en espacios cerrados, limitó la publicad de las tabacaleras y prohíbe vender cigarros sueltos, entre otras. Estas acciones contribuyeron a que la prevalencia de fumadores diarios disminuyera de 12.4% a  8.9% en 11 años.

Sin embargo, Ochoa señaló que el gobierno mexicano  no ha creado políticas públicas en el tema de impuestos, a pesar de que ratificó el convenio marco de la OMS. Recordó que el año pasado, los legisladores revocaron el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a los productos de tabaco labrado, lo que significó un retroceso en el tema.

Por otro lado, hay una iniciativa pendiente en el Senado para reformar la ley anti tabaco y que no se ha discutido. Aunado a eso, México no ha firmado el protocolo en contra del comercio ilícito de productos de tabaco de la OMS ni se han logrado acuerdos en el código de seguridad de las cajetillas para evitar la piratería.

“Ninguna de ellas se ha concretado, por eso tenemos un déficit en el avance de políticas. Por eso no hemos cumplido con todas las obligaciones a las que nos comprometimos. Llevamos un retraso de políticas públicas de 10 años por lo menos”, puntualizó Ochoa.