KIEV. El favorito a ganar la elección presidencial del domingo en Ucrania, el millonario Petro Poro-shenko, llamó a los votantes a darle una victoria en primera vuelta para evitar el riesgo de una “desestabilización” que pudiera hacer imposible celebrar el ballottage. Los sondeos indican que Poroshenko, de 48 años y conocido como el “rey del chocolate” por sus empresas de golosinas, podría obtener más del 50% de los votos en los comicios del domingo, que fueron convocados tras el derrocamiento del ex presidente prorruso Viktor Yanukovich, luego de una ola de protestas, en febrero pasado.

 

Una segunda vuelta está prevista para el 15 de junio, pero Poroshenko dijo que esto no sería bueno para la estabilidad del país. “Seamos realistas: si la elección no se termina en la primera vuelta, la segunda podría no tener lugar. “La desestabilización podría ser tal que tendríamos que pelear por la legitimidad”, apuntó Poroshenko durante la campaña electoral.

 

Aunque ha centrado su campaña en la lucha contra la corrupción, no es por eso por lo que Poroshenko encabeza las encuestas con gran ventaja sobre su principal rival, la ex primera ministra Yulia Timoshenko.

 

Poroshenko fue el principal patrocinador del Maidán (plaza), el movimiento de protesta pacífica que desembocó en violentos disturbios y condujo en febrero pasado al derrocamiento del presidente Víktor Yanukóvich. Y los ucranianos han premiado su generosidad con unos índices de popularidad que rondan el 50% de intención de voto y que podrían granjearle la victoria electoral en la primera vuelta.

 

Al contrario que en la Revolución Naranja de 2004, cuando participó activamente en los mítines en Kiev, Poroshenko mantuvo un perfil bajo durante el Maidán y dejó que otros sufrieran el desgaste.

 

Una vez que se confirmó que su candidatura era la más prometedora, el líder más carismático de las protestas populares, el boxeador Vitali Klitschkó, le cedió el paso para postularse él a la Alcaldía de Kiev.

 

Nada más presentar su candidatura, Poroshenko tendió una mano a Timoshenko, pero ésta rechazó la propuesta y prometió una lucha sin cuartel contra el oligarca.

 

 

 

Durante la campaña, el candidato ha contado con la ventaja de ser el dueño de varios medios de comunicación, lo que le ha permitido eludir los debates y propagar su mensaje electoral sin apenas participar en actos. Al contrario que su rival, Poroshenko ha optado por una campaña sin estridencias, en la que ha dado prioridad a propuestas concretas, alejadas del toque populista del resto de candidatos.

 

Entre otras cosas, ha prometido convocar elecciones parlamentarias a finales de año para acabar con la interinidad del gobierno de unidad nacional creado tras la caída de Yanukóvich.

 

En cuanto a las tensas relaciones con el Kremlin, ha dado una de cal y otra de arena: prometió presentar una denuncia en los tribunales internacionales contra Rusia por la anexión de Crimea y, al mismo tiempo, normalizar las relaciones con el país vecino en un plazo de tres meses.

 

Pero también ha anunciado que, si gana los comicios, su primer viaje una vez asuma el cargo lo realizará al este prorruso, para recuperar la confianza de su gente en el gobierno central.

 

En una muestra de su carácter camaleónico, Poroshenko fue uno de los fundadores del Partido de las Regiones, el más votado en el este rusohablante; y ostentó cargos de responsabilidad en el gobierno cuando eran presidentes tanto Yúschenko como Yanukóvich.