Dependiendo del ángulo desde donde se le vea, China refleja una cantidad de rasgos económicos con múltiples interpretaciones.

 

Desde México, donde el crecimiento del PIB ha sido tan minúsculo como ridículo, no se puede etiquetar como crisis a la ralentización del motor exportador chino.

 

En efecto, la época dorada de los dos dígitos de crecimiento no regresará a China durante los próximos 10 años. Sin embargo, sus tasas de crecimiento proyectadas hacia el 2015 no bajan de 7%. Envidiable desde México.

 

Sobre la caída en sus exportaciones, China, el año pasado, superó a Estados Unidos en 14% aunque las importaciones fueron 31% menores al país norteamericano. Los componentes de su caída se vislumbran con datos de 2005: China exportó a Estados Unidos y Unión Europea el equivalente del 14% de su PIB, ahora está a la mitad.

 

Desde los ángulos europeo y estadunidense se le puede cuestionar a China sobre su obsesión por la deuda. La pública equivale a 230% de su PIB. Cifras preocupantes en momentos en los que el costo de dinero subirá. Los bancos occidentales ya han reaccionado al retirar su política de expansión cuantitativa.

 

No se equivoca el analista del banco UBS, Duncan Wooldrige, al decir que China tiene su propia versión de recesión; una muy diferente a los estándares occidentales.

 

En el siglo de los llamados austericidios, es difícil encontrar un país que no rompa su tendencia de crecimiento económico. No hay que olvidar que China, desde que ingresó a la OMC en 2002, revolucionó al área asiática en materia comercial. La región sólo aportaba 11% del PIB mundial, ahora supera 21%. Doce años revolucionarios.

 

China se ha convertido en un país que vio su ingreso medio quintuplicarse; mientras que Corea del Sur, Tailandia y Malasia lo hicieron dos veces. El ingreso se potenció tanto que las aspiraciones comenzaron a tomar color de crédito. Hoy, éste duplica al valor del PIB.

 

Sobre las aspiraciones de los 200 millones de chinos con ingresos elevados han generado una especie de deslocalización del lujo parisino y neoyorkino a la cartografía china. En ocasiones, el Banco Mundial recuerda que el ingreso per cápita chino no rebasa el 11% de los estadunidenses. Sin embargo la tendencia es creciente a favor de China y negativa para Estados Unidos.

 

No hay que olvidar que la clase media es la que genera externalidades positivas a toda la estructura demográfica de cualquier país. Por ejemplo, a través de los smartphones con alma (marca) Huawei, los trabajadores de la fábrica de zapatos más grande del mundo, Yue Yuen, se pusieron de acuerdo para orquestar una huelga.

 

O qué decir del enfado laboral de la planta de IBM al enterarse que pasarían a formar parte de Lenovo, lo que les representó mermas salariales; y también del enojo de los trabajadores de un punto de venta de Wal Mart al conocer del cierre del mismo: el activismo laboral gana terreno en China.

 

Xi Jinping ha logrado reformas financieras importantes. Por una parte, logró centralizar la recaudación fiscal e incrementar el control regulatorio del crédito no bancario.

 

Dos focos rojos, adicionales a la obsesión por endeudarse, son los daños al medio ambiente que se traduce en la reducción del crecimiento, y fallas o aplicación discrecional en la aplicación de políticas anticorrupción. Con el destape de ChinaLeaks, en donde se revela que varios familiares de quienes componen la élite del partido comunista han llevado dinero a paraísos fiscales, el gobierno de Jinping catalizó el proceso de purgas legales hacia el interior del partido.

 

En política exterior, los pleitos recurrentes con Japón enfrían el potencial de paz en la zona. Ahora, Vietnam experimenta su enfado por ver al gigante instalar una plataforma petrolera en aguas en disputa (islas Paracel). Ayer, una de las plantas en Taiwán de los zapatos Yue Yuen, en la que se maquilan marcas como Nike, Adidas, Reebok, cerró debido a las protestas violentas de vietnamitas que decidieron hacer justicia con fuego propio al incendiar fábricas vinculadas con China.

 

Como se puede ver, a China se le puede interpretar de diversas maneras. Desde México, la economía china continúa robusta; desde el Banco Mundial, presenta rezagos por la pobreza; desde Vietnam, a China no se le quiere. La importante es la cuarta dimensión que se ve desde China. Un país con una clase media con crecimiento marginal creciente.