CARACAS. En medio de la grave crisis económica y política que padece Venezuela, el gobierno del presidente Nicolás Maduro anunció a un racionamiento de agua para los cinco millones de habitantes del área metropolitana de Caracas, que podría prolongarse por cuatro meses como consecuencia de una grave sequía.

 

“Hemos hecho un plan especial de abastecimiento que será difundido para que nuestra gente sepa los días que tendrán servicio continuo, los que tendrán servicio nocturno y los días sin servicio”, dijo el ministro de Ambiente, Miguel Leonardo Rodríguez.

 

El racionamiento se suma a la escasez de alimentos básicos, productos de higiene, medicinas y repuestos automotores que soporta la población y que llegó este año al 29%. Esta situación somete a la gente a horas de largas filas para tratar de abastecerse.

 

El ministro Rodríguez explicó que, por la sequía que afecta a Venezuela, uno de los tres embalses que abastecen el valle de Caracas quedó por debajo del mínimo y fue cerrado. El suministro de agua a la capital y sus suburbios se redujo en un 13%. El “plan especial de abasto” (un eufemismo utilizado para evitar hablar de racionamiento) se prolongará al menos cuatro meses. “Esperamos que culmine a fines de agosto o mediados de septiembre”, dijo Ramírez, supeditando esa fecha a cómo evolucione la inminente estación de lluvias.

 

Los niveles de suministro de agua a la zona capitalina, incluso con el sistema operando a pleno, son bajos según estándares internacionales ya que representan 340 litros diarios por habitante, suficientes para el consumo residencial, pero que no llegan a abastecer si se agrega la demanda comercial e industrial.

 

En tanto, el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, dijo estar “profundamente preocupado” por el “deterioro” de la situación en Venezuela durante una conferencia en la que también pidió “más avances” en el diálogo entre el gobierno venezolano y la oposición.

 

El jefe de la diplomacia estadunidense indicó durante la conferencia anual sobre las Américas que es el pueblo venezolano el que debe decidir el futuro del país, pero insistió en que los manifestantes en las calles tienen “quejas legítimas” a las que hay que hacer frente.

 

Por lo demás, reiteró su respaldo al diálogo entre el gobierno del presidente venezolano Nicolás Maduro y la oposición, que cuenta con los buenos oficios del Vaticano y de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).