BERLÍN. La canciller alemana, Angela Merkel, lamentó que el gobierno ruso tenga intención de instrumentalizar el 9 de mayo, fecha de la capitulación alemana en la II Guerra Mundial, con un desfile militar en Crimea, en medio de la crisis ucraniana.

 

“Hace unos años estuve en Moscú el 9 de mayo para mostrar que habíamos aprendido de la historia. Por eso me parece lamentable que en estos momentos se piense instrumentalizar esa fecha en medio de una crisis como la actual”, dijo Merkel en una comparecencia ante la prensa junto al presidente chipriota Nikos Anastasiadis.

 

Respondía así a una pregunta sobre diversas informaciones aparecidas en medios alemanes, según los cuales Rusia está preparando un desfile militar en Crimea y el presidente, Vladímir Putin, tendría intención a viajar a la península para asistir al evento.

 

Ante la escalada de la crisis en Ucrania, Merkel insistió en que la UE estará dispuesta a aplicar nuevas sanciones contra Rusia en caso necesario, pero subrayó que éstas no son un fin en sí mismas y siguió apostando por la vía diplomática.

 

Tanto Merkel como Anastasiadis recordaron que la UE analizará, antes de aplicar nuevas sanciones, cuáles de estas afectan de manera especialmente fuerte a determinados países.

 

La canciller hizo además un nuevo llamamiento para que se realicen todos los esfuerzos necesarios para que Ucrania pueda celebrar sus elecciones presidenciales el 25 de mayo.

Por otra parte, Rusia y Ucrania volvieron a acusarse mutuamente del reciente aumento de la tensión en el este y sur del territorio ucraniano y mostraron lo alejado de sus posturas respecto a posibles soluciones diplomáticas.

 

El escenario de este nuevo desencuentro fue el comité ministerial del Consejo de Europa, un órgano paneuropeo centrado en los derechos humanos que celebró en Viena su reunión anual.

 

Con 30 ministros de Exteriores sentados a la misma mesa, entre ellos el ucraniano, Andréi Deschitsa, y el ruso, Serguéi Lávrov, el encuentro estuvo ensombrecido por el conflicto de Ucrania.

 

El abismo que separa a los dos países quedó claro en dos asuntos concretos: la participación que los sublevados grupos prorrusos han de tener en la negociación y el calendario electoral.

 

Lávrov advirtió de que mientras no se dé voz a los “manifestantes” opuestos al Gobierno central en funciones de Kiev, “se va a andar en círculos” a la hora de buscar soluciones.

 

Por eso, indicó que cualquier futura negociación debe tener en cuenta a esos grupos, que Ucrania considera controlados por Moscú, mientras que Rusia los define como manifestantes que “quieren hacer oír su voz”.

 

Exigió asimismo que el ejército ucraniano se mantenga “neutral” y que no se le mande a “luchar contra el pueblo”, en relación a la operación lanzada por Kiev contra los grupos armados prorrusos que controlan algunos edificios públicos en el este y sur del país.

 

Otros 30 prorrusos son abatidos

 

Treinta milicianos prorrusos murieron durante una operación contra fuerzas rebeldes en un pueblo cercano a esta ciudad del este de Ucrania, informó el ministerio del Interior de esta nación.

 

El ministro del Interior Arsen Avakov informó en su sitio de Facebook que cuatro efectivos del gobierno también murieron y otros 20 sufrieron heridas durante el enfrentamiento en Slovyansk.

 

Los tiroteos se registraron en varios sitios cercanos a la ciudad durante la operación más ambiciosa del gobierno para aplacar la agitación en el este de Ucrania, donde abundan las personas que hablan ruso.

 

En Donetsk, una importante ciudad situada a 120 kilómetros al sur de Slovyansk, el martes se suspendieron los vuelos al aeropuerto local.

 

Una pizarra en el aeropuerto de Donetsk indicaba que los vuelos internacionales fueron cancelados y sólo estaban en operación las salidas hacia Kiev, capital ucraniana. El cibersitio del aeropuerto que las cancelaciones se debieron a una orden del gobierno. El martes por la mañana se desconocía cuánto tiempo duraría la suspensión de actividades.

Avakov dijo el lunes que las fuerzas pro rusas en Slovyansk, una ciudad de unos 125 mil habitantes estaban desplegando armamento de grueso calibre y morteros en la región que había heridos en ambos bandos. Las tropas gubernamentales enfrentan a unos 800 insurgentes, dijo.

 

Ucrania enfrenta una de sus peores crisis en décadas mientras la polarizada nación de 46 millones de habitantes cavila entre fortalecer sus vínculos con Europa, como desean los ciudadanos de las regiones occidentales, o mejorar las relaciones con Rusia, como prefieren los rusos en el este. Decenas de oficinas gubernamentales han sido tomadas por insurgentes armados o multitudes opositoras al gobierno durante las semanas pasadas.

 

Por otra parte, las potencias occidentales reunidas en el Grupo de los 7 se comprometieron a buscar formas de evitar que el presidente ruso, Vladimir Putin, use los energéticos rusos “como arma” en la crisis de Ucrania, aseguró el ministro de energía británico, Ed Davey.

 

Davey dijo que los ministros de energía que se reunieron el martes en Roma acordaron elaborar políticas de mediano y largo plazo para reducir la dependencia de Europa del petróleo y el gas rusos. Algunos detalles se incluirán en un próximo comunicado.

 

Davey reconoció que esa estrategia tomará meses o incluso años, pero dijo que el G7 ha tomado “decisiones para hacer frente” a Putin y “desarmar el arma energética rusa”, mediante la reducción de la dependencia europea de la energía rusa.

 

Los ministros se reunieron en Roma para los trabajos preparatorios de la próxima cumbre del G7.