zdisUn alma completamente enamorada de lo oscuro, a simple vista, Zdzislaw Beksiński era un tipo agradable, de buena charla y amante de la música clásica (en sí no escuchaba otro género). Su vida fue la danza de la vida misma, por momentos dulce y acompasada cual vals de Strauss y otras una danza macabra y siniestra como la de Preisner (de quien el artista era gran admirador).

Desde sus etapas formativas sus perturbadoras imágenes tuvieron cabida en sus sueños, ello desató la necesidad de plasmarlos en forma de pinturas, las cuales fueron una calca de sus pensamientos. Aquilatado y exhaustivamente detallada, cada obra muestra un único momento donde se narran interminables historias, casi todas enigmáticas y arcanas, pero todas fascinantes.

 

“Deseo pintar de la misma forma como si estuviese fotografiando los sueños”

ATRAPAPESADILLAS

Fue igualmente minucioso con el pincel o el lápiz, carente de un entrenamiento formal, desarrollo sus propias técnicas usando principalmente óleo y acrílico, cuyo dominio fue absoluto para plasmar la exactitud de sus visiones internas. Se ha catalogado trabajo suyo no exhibido, pues era meticuloso para llegar a un momento final. Incluso se sabe que quemó obra suya por considerarla “muy personal” o “insatisfactoria”.

Los academicistas, en esa terca (pero inherente) obstinación por categorizar y encasillarlo todo, han estructurado su etapa fantástica (de 20 años), periodo de transición y su etapa digital, siempre acotando su quehacer bajo los epítetos “realismo fantástico, arte abstracto, surrealista, y los más objetivos le dan un “postapocalíptico”.

Lo verdaderamente cierto es que siempre fue un innovador, tras 30 años de usar las técnicas clásicas de la plástica la revolución digital lo atrapó y desarrolló series usando la manipulación digital.

Su búsqueda perenne por plasmar la hiperrealidad de sus sueños tuvo ahora una herramienta extraordinaria, queda en el universo trágico de los “hubiera” el saber lo que era capaz de lograr, pero el destino tenía las cartas tiradas.

Lacrimosa Dies Illa*

 

Sin embargo, Beksiński es un artista que tenía una vida sencilla, quizá demasiado. No escuchaba radio ni veía televisión, leía poca literatura y sólo la música clásica lo apasionaba, más porque odiaba el silencio al trabajar.

Estuvo dedicado a su arte con contadas influencias, desde muy joven entendió que al desarrollar tan pronto su estilo éste lo confinaba a no ser parte del mercado del arte, lo aceptó y vivió en consecuencia. Sin embargo las exposiciones y fama mundial fueron creciendo con el paso de las décadas hasta convertirlo en el pintor emblemático del arte contemporáneo polaco y uno de los más influyentes, primeramente en Europa Oriental, luego del mundo.

Su última década fue sombría, perdió a su esposa quien fue su cómplice y compañera de vida. Le tocó encontrar el cuerpo de su hijo Tomasz tras su suicidio y jamás superó su pérdida. Como triste epílogo, Zdzislaw fue asesinado por el hijo de la portera donde vivía tras negarse a prestarle dinero.

“Tengo más miedo de morir que de la muerte en sí, no es un miedo al vacío, sino al sufrimiento”, había referido alguna vez quien fue un portavoz de lo agónico, la decadencia, la muerte y el dolor.

*Día de los Dolores