En un futbol europeo cuyos trofeos inevitablemente son acaparados por los más poderosos, por los que más gastan, por los que más tienen, es un refresco observar a Liverpool y Atlético de Madrid tan cerca del título en sus respectivas ligas.

 

Al tiempo que la Bundesliga ha perdido emoción con el Bayern Múnich coronándose desde marzo y cerca de su sexto doblete (liga y copa) en diez años. Y que en Francia Paris Saint Germain y Mónaco acaparan dos terceras partes del presupuesto total del certamen galo, lo que se refleja en su supremacía en la tabla de posiciones. Y en Italia el monarca será la Juventus, uno de los tres grandes tal como ha sido desde 2001. Y en Portugal ha habido apenas dos ligas no obtenidas (¡en 79 años de historia!) por sus tres gigantes. Y en Holanda, el Ajax va a ser campeón por cuarto año consecutivo.

 

Mientras tanto, en Inglaterra y España se vive una temporada diferente. Llamar pequeños a Atlético y Liverpool es faltar al respeto a sus espléndidas historias, pero es una realidad que sus posibilidades económicas y volúmenes de gasto no los ubicaban unos meses atrás como candidatos a finalizar el certamen en el liderato.

 

Más allá de romanticismos, si los colchoneros jugando contra la inercia fatalista de los últimos años o si Liverpool a las puertas de la gloria 24 años después, hay números claros.

 

La liga ibérica exige a cada uno de sus equipos no superar cierto tope salarial, determinado con base en sus números y en un afán de que se comprometan a pagar sólo lo que pueden garantizar. En ese listado, Atlético de Madrid está muy lejos con sus 67 millones de euros de los 200 de Real Madrid y Barcelona. Más aun, sus ingresos anuales, 107 millones, son menos de la cuarta parte de los del club blanco (512) y el blaugrana (483).

 

Los dos futbolistas más caros jamás adquiridos por el Aleti son Radamel Falcao, quien supuso un monto de 47 millones de euros, y Sergio Kun Agüero, en su momento adquirido por 21 millones. Los blancos tienen 200 millones entre Cristiano Ronaldo y Gareth Bale, al tiempo que los catalanes llegan a 170 entre Neymar y Zlatan Ibrahimovic. En realidad, es extraño que los tiburones de la liga española fichen a alguien por menos de 30 millones, lo que pone en proporción el millón y medio de euros que implicó regresar al Atlético a Diego Costa cuando se fue al Valladolid. El goleador se marchará este verano a más acaudalado destino como lo han hecho todos los cracks que le han precedido, dejando mucho dinero con su partida: incapaces de competir con los salarios ofrecidos por los emporios futbolísticos, la alternativa es lucrar en el reciclaje de estrellas.

 

En tanto, el Liverpool es el quinto en ingresos de la Liga Premier, detrás de Manchester United, Chelsea, Arsenal y Manchester City. Su dispendio en fichajes también resulta inferior al realizado por sus competidores. El astro red Luis Suárez llegó a cambio de 27 millones, cantidad que Chelsea y City sobrepasan en cada uno de sus refuerzos cada verano.

 

A favor del Liverpool en relación al Atlético, está la equitativa distribución de ingresos por televisión que se da en Inglaterra (el United recibió apenas seis millones más, en virtud de su posición en la temporada pasada). En tanto, los colchoneros cobran por derechos de transmisión 40 millones, por 140 de Madrid y Barça que sí son amigos para negociar al margen del resto.

 

Llamarles humildes es insultar a sus vastísimas masas de seguidores y a sus épicas historias… Pero el favoritismo por Liverpool y Atlético es inevitable. Más allá de preferencias o aficiones, mera cuestión de números.

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