Un manuscrito antiguo ha confundido a algunos de los más grandes criptógrafos del mundo desde su descubrimiento en 1912.

 

Conocido como el Manuscrito de Voynich, en honor al comerciante de libros de segunda mano Wilfrid Voynich, quien dijo que lo descubrió en Italia a principios del siglo XX.

 

Desde entonces, el texto ha obsesionado a un sinnúmero de expertos y ha generado numerosas teorías, unas científicas, otras realmente descabelladas.

 

“Mi favorita es la que dice que se trata de un diario ilustrado de un adolescente extraterrestre que lo dejó en la Tierra antes de partir”, bromea el curador de Beinecke, Ray Clemens.

 

A través de sus 240 páginas ilustradas se pueden ver plantas raras, símbolos astrológicos, criaturas con formas de medusas y lo que se asemeja a una langosta, mujeres con piel de alabastro, que se deslizan por lo que parece ser un tobogán de agua.

 

Al momento de su adquisición había una carta escrita en 1665 por Johannes Marcus Marci, un físico del Sacro Imperio Romano quien explicaba que el texto le llegó a pertenecer a Rodolfo II, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico (1576-1612), y que probablemente era obra del alquimista isabelino Roger Bacon.

 

Otros dos posibles autores que suelen vincularse con el misterioso texto son: John Dee, un mago extraordinario y astrólogo de la reina Isabel y uno de sus seguidores, Edward Kelley.

 

Desde entonces, se ha transformado en un imán para las mentes brillantes. William Friedman, uno de los grandes criptógrafos del siglo XX, quien creó una institución que recientemente ha estado en la palestra pública gracias a Edward Snowden, la Agencia Nacional de Seguridad (NSA por sus siglas en inglés), pasó 30 años intentando descifrar el código del manuscrito.

 

Esta es la desconcertante y, hasta ahora, indescifrable historia de  ¿Realmente se trata de un código hecho para ser desvelado o es una broma muy bien elaborada?, relata el texto de la BBC.

 

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