RÍO DE JANEIRO. La FIFA espera encontrar mañana una solución para las estructuras temporales del estadio de Sao Paulo, el único donde todavía no se ha aclarado la responsabilidad de su instalación, lo que hoy supone la mayor preocupación de ese organismo a 77 días de la inauguración del Mundial de Brasil.

 

El secretario general de la FIFA, Jérôme Valcke, dijo hoy que tiene “bastante confianza” en que el Corinthians, club responsable de las obras del estadio de Sao Paulo, llegue a un acuerdo para pagar las estructuras temporales y también mostró seguridad en que la constructora Odebrecht termine las obras a tiempo.

 

“El problema no es tanto el tiempo para instalar las estructuras, sino para probarlas. Todo está muy al límite. Necesitamos tiempo para probarlas (…) Tal vez corramos riesgos de último minuto si no probamos todas las instalaciones a tiempo”, advirtió Valcke en una rueda de prensa.

 

El pasado lunes la Asamblea Legislativa de Río Grande do Sul aprobó una rebaja tributaria a la instalación de las estructuras temporales en Porto Alegre, con lo que Valcke consideró hoy que se “solucionó” el problema en esa sede.

 

Las estructuras temporales engloban instalaciones de apoyo a la prensa, carpas para recibir a los invitados, autoridades y patrocinadores, puestos de alimentación, tiendas de productos oficiales, decoración y generadores de energía, entre otras.

 

Los problemas en Porto Alegre y Sao Paulo surgieron porque, en ambos casos, las obras eran responsabilidad de clubes de fútbol que no querían pagar las estructuras temporales, tal y como se habían comprometido en el acuerdo firmado.

 

Según Valcke, estos problemas no se repetirán en Rusia 2018, porque sólo un estadio es privado, ni en Catar 2022, porque son menos sedes.

 

Sobre los estadios de Brasil, el responsable de la FIFA dijo que hay “buenas noticias” y aseguró que fue una “buena decisión” haber mantenido a Curitiba como sede, ya que las obras han avanzado favorablemente.

 

“Cuando se atribuye un Mundial a un país con condiciones de organizarla, no es posible quitársela a no ser en situaciones extremas (…) Todo el mundo ya nos odia, imagina lo que pasaría si hacemos eso”, argumentó Valcke, sobre los reiterados retrasos en las obras de Brasil, a pesar de los cuales se han mantenido las doce sedes. (EFE)