Los perredistas están a un paso de ver derrotada su (genial) estrategia -así la presentaron- para contener y revertir las reformas constitucionales en materia energética.

 

Ayer comenzó en la Suprema Corte de Justicia de la Nación la discusión sobre la solicitud de Consulta Popular que presentaron los senadores Alejandro Encinas, Manuel Camacho Solís y Mario Delgado y no les fue muy bien que digamos.

 

Unos, de plano, se pronunciaron por desechar su petición y evitarse de una vez la discusión de fondo sobre el tema. Al fin y al cabo, a decir de la magistrada Margarita Luna Ramos, los senadores perredistas que hicieron la petición no están legitimados para solicitarle a la Suprema Corte que determine si es constitucional o no la realización de la Consulta.

 

Otros ministros dijeron que no, que primero debían pedirle al Senado que mande la documentación del más de millón y medio de firmas al IFE (o al nuevo INE, si es que su antecesor ya desapareció en los próximos días) para que revisen la legitimidad de las firmas de los peticionarios y vean si suman al menos el 2% que demanda la ley, y ya luego ven qué deciden.

 

Pero, ¿y por qué los señores senadores no están legitimados para hacer la solicitud de la Consulta Popular? Porque de acuerdo con lo que opinan los ministros Alberto Gelacio Pérez Dayán, Sergio Valls, Jorge Pardo Rebolledo y Luna Ramos, los tres senadores que presentaron la petición “se adelantaron al proceso previsto por la ley”.

 

¿Y eso? Pues porque presentaron su solicitud a la SCJN (el 4 de diciembre del 2013) cuando el Congreso aún no aprobaba la ley reglamentaria de la Consulta (se promulgó apenas el pasado 14 de marzo)

 

Olga Sánchez Cordero, José Ramón Cossío y Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena se pronunciaron en contra de esta historia e insistieron en que el Senado envíe al IFE (o INE) la documentación.

 

Faltan cuatro ministros por pronunciarse. El jueves se decidirá si los perredistas y su Consulta Popular sobre la reforma energética se quedan, o no, colgados de la brocha.

 

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BANCADAS DIVIDIDAS.- En un primer momento, los priistas contuvieron el aliento cuando Cecilia Romero y Jesús Zambrano salieron al unísono a rechazar la iniciativa de las leyes en telecomunicaciones.

 

Pero ya -en menos de 24 horas- ni preocupados están. El caminito para contrarrestar esa aparente posición tan dura se abrió solito: la división dentro de las propias bancadas panistas y perredistas en el Congreso (aunada por supuesto a sus propios procesos sucesorios).

 

El primero en descobijar a la presidenta del PAN fue el senador Javier Lozano (corderista-calderonista) y al poco rato se sumó el coordinador de los diputados, Luis Alberto Villarreal (maderista), a la voz de que se requería “un análisis serio” sobre las leyes reglamentarias.

 

Por lo pronto, en el Senado, al líder priista Emilio Gamboa sólo le falta conseguir tres votos para lograr pasar las leyes con la mayoría simple que requieren: 65 de los 128 sufragios (cuenta con los 54 del PRI, 7 del Verde Ecologista y uno de Nueva Alianza. Es decir, suman 62. Le faltan apenas tres).

 

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MEADE VA A VENEZUELA.- La razón oficial del viaje de José Antonio Meade a Venezuela es preparar la Cumbre de la Asociación de Estados del Caribe que tendrá lugar el 29 y 30 de abril en Mérida, Yucatán.

 

El secretario de Relaciones Exteriores llega al país bolivariano en un momento bien complicado, con protestas opositoras en las calles desde febrero y -según dio a conocer el propio mandatario Nicolás Maduro- frente a un intento de golpe de Estado que abortó ayer mismo con la detención de tres generales de la Fuerza Aérea venezolana.

 

Por añadidura, entre Venezuela y México la relación a últimas fechas no ha sido lo más tersa que digamos. A ver qué nos cuenta el canciller a su regreso.

 

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GEMAS: Regalito del panista Javier Corral sobre la iniciativa de ley secundaria de telecomunicaciones: “Se rinde el salvador de México y decide pasar de la portada de Time a los interiores de TVyNovelas”.