BOLIVIA. Congresistas de Estados Unidos visitaron el jueves al presidente Evo Morales en gestiones de buena voluntad para mejorar las relaciones con Bolivia deterioradas desde la expulsión de embajadores en 2008.

 

“Aproveché para pedir al gobierno de Estados Unidos que respete al hermano Maduro, presidente de Venezuela; que respete la democracia y las diversas posiciones (políticas) que hay en América Latina”, dijo el mandatario en declaraciones a la prensa tras la reunión.

 

“Hemos tenido una reunión productiva, franca y amplia sobre cómo vamos a enfrentar el mejoramiento de las relaciones bilaterales y puedo decir que hay el compromiso de ambas partes de mejorar”, sostuvo Tom Harkin, senador demócrata, jefe de la delegación y presidente del Comité de Educación, Salud y Trabajo del Congreso estadounidense.

 

La reunión duró más de dos horas y Morales debió suspender algunas actividades de su agenda. “Me he sorprendido que cinco congresistas busquen buenas relaciones, nuestro gobierno siempre busco relaciones de respeto mutuo, de inversión y cooperación pero no de intromisión e imposición”, dijo Morales.

 

Bernard Sanders, senador independiente de Vermont y los senadores demócratas María Cantwell de Washington y George Miller de California, además del congresista demócrata Rush Holt de New Jersey, integraron la delegación.

 

“Bolivia está haciendo grandes progresos y hemos venido a conversar cómo ser socios de esos progresos”, dijo Harkin.

 

Morales expulsó al embajador estadounidense a finales de 2008 por supuesta confabulación con opositores, ordenó la salida del país de la agencia antidroga DEA y más recientemente a la agencia para el desarrollo internacional (USAID) a las que acusó de espionaje e intromisión.

 

Washington también expulsó al embajador boliviano y retiró programas de ayuda y desde entonces las relaciones siguen sin normalizarse.

 

La víspera, Morales dijo en rueda de prensa que Washington usa los derechos humanos para atacar al gobierno de Nicolás Maduro con la supuesta intención de buscar una “intervención militar” para controlar el petróleo venezolano.

 

Su fuerte retórica antiestadounidense ahondó el distanciamiento. Por su parte Washington ha reducido drásticamente su ayuda y presencia diplomática en Bolivia.