CIUDAD DEL VATICANO. La presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner debió disculparse con el papa Francisco por haber llegado 15 minutos tarde al almuerzo en Santa Marta. La demora, explicó, se debió a que en las últimas horas sufrió un esguince en el tobillo izquierdo que la obliga a utilizar una bota ortopédica.

 

Fernández llegó cojeando visiblemente a la cita y explicó a la prensa por qué había llegado tarde. Los portavoces de la delegación argentina explicaron después que la presidenta se había hecho daño en el tobillo mientras caminaba por su habitación del hotel por lo que fue trasladada al hospital Umberto I de Roma para someterse a una resonancia magnética y conocer el alcance de la torcedura, tras lo cual los médicos decidieron inmovilizar el tobillo.

 

Francisco y Fernández mantuvieron un encuentro en privado, que consistió en un almuerzo que duró, aproximadamente, tres horas en el que dijo más tarde la mandataria, conversaron sobre la “paz mundial” y la necesidad de que exista una América Latina “unida”.

 

Antes de esta reunión, la presidenta argentina obsequió al ex arzobispo bonaerense con varios regalos, la mayoría de ellos referentes a la celebración, en 2016, del Bicentenario de la Declaración de Independencia de Argentina.

 

En este sentido, el papa Francisco volvió a comentar la posibilidad de viajar a su país en ese año para participar en el Congreso Eucarístico que se celebrará en Tucumán (norte) con motivo de dicha efeméride.

 

Fernández le regaló un termo con el logotipo del Bicentenario, además de un libro al respecto, y un cuadro de Santa Rosa de Lima, patrona de la Independencia de la República Argentina, pintado con vino de uva malbec argentina.

 

Asimismo, le obsequió con un libro sobre la vida de su esposo, Nestor Kirchner (1950-2010), titulado “Néstor por todos” y que incluye más de 250 fotografías.

 

También le entregó un volumen sobre la Casa Rosada, sede de la Presidencia argentina, y una foto del papa trabajando hace años en la villa 21-24, el asentamiento de viviendas precarias más grande de Buenos Aires.

 

Por su parte, el obispo de Roma obsequió a Fernández con una copia de su exhortación apostólica “La alegría del Evangelio” (Evangelii Gaudium) y con un medallón en bronce con la imagen en bajo relieve de San Martín.

 

Tras cerca de tres horas de reunión privada, el papa Francisco acompañó a la presidenta a la salida de la residencia, ocasión que aprovechó para presentarla a las trabajadoras de la recepción del edificio vaticano.

 

El de ayer, “cordial, distendido y familiar” según los componentes de la delegación argentina conformada por el ministro de Exteriores Héctor Timerman; el secretario de Culto, Guillermo Oliveri, y el secretario de Comunicación Pública, Alfredo Scoccimarro., fue el tercer encuentro con Fernández desde que Bergoglio fuera elegido papa tras el cónclave de marzo del pasado año.

 

Tras visitar al pontífice, Fernández y su delegación se dirigieron al aeropuerto romano de Fiumicino para viajar a Francia y reunirse con el presidente Francois Hollande.

 

Asimismo está prevista su participación en la inauguración del Salón del Libro de París, antes de regresar a Buenos Aires el próximo jueves.

 

Este es el primer viaje a Europa de Fernández tras la neurocirugía a la que fue sometida el pasado octubre para drenarle un hematomacraneal.

 

Su última estancia en el continente europeo fue en septiembre de 2013, con motivo de la Cumbre del G20 celebrada en la ciudad rusa de San Petesburgo.