La adopción de tecnología es un diferencial clave para optimizar los procesos de negocio en una compañía lo cual se traduce en una ventaja competitiva en un mercado caracterizado cada vez más competido.

 

La revolución tecnológica ha sido un catalizador de cambios en mil frentes tanto a nivel negocios como a nivel personal. La mayor incorporación de tecnología ha generado desempleo, lo cual detona la evolución de la educación, y también ha permitido que la gente esté mucho más conectada sin depender de un cable.

 

Lo que hace 20 años realizaban 15 empleados dentro de una compañía hoy lo hace una persona y una computadora. Es decir, la optimización de procesos eliminó 14 plazas. Si este fenómeno lo trasladamos al universo empresarial, el nivel de desempleo se torna complejo.

 

Para el caso de México esta complejidad empieza a tornarse socialmente angustiante pues el sistema educativo público, además de obsoleto en su procesos enseñanza-aprendizaje, sigue enfocado en formar empleados más o menos calificados que se reducen a la categoría de ‘cazadores de empleo’.

 

En este contexto y dentro del espíritu reformador de la actual administración ¿por qué la columna vertebral del sistema educativo en pleno no se enfoca más en fomentar el emprendimiento y la innovación?

 

Para ponerlo en términos gráficos sería genial detectar a los líderes empresariales natos en el salón de clase para que emplee al resto de sus compañeros en posiciones clave para el negocio.

 

Contar con más emprendedores con ideas empresariales de alto impacto sería contar, en automático, con más plazas de empleo. Entonces ¿por qué esa insistencia de no ver la Reforma Educativa como la de mayor trascendencia para el futuro del país?

 

En el mercado empresarial la constante de los directores generales es procurar mejores rendimientos para los socios e inversionistas del negocio. Para ello es necesario una estrategia de crecimiento y optimizar procesos, ergo, hacer más con menos.

 

Para lograr ese macro objetivo las empresas incorporan tecnología: cámaras que eliminan plazas de vigilantes, software que elimina personal administrativo, soluciones sofisticadas que eliminan mandos ejecutivos y gerenciales… Se deshacen de las personas.

 

Así las cosas, hay países, no es necesario mencionarlos uno a uno, basta con referirlos en el genérico ‘desarrollados’ que se toman en serio el tema de la educación y el fomento a la innovación para agregarle valor al mundo con un alto impacto social.

 

Un alto impacto social va desde generar empleo bien remunerado que permita un mayor gasto local y contribuir a la dinamización de la economía, hasta ofrecer un producto o un servicio que mejore la calidad de vida de la gente con un enfoque innovador.

 

Eso que hoy se llama ‘responsabilidad social’ debe de asimilarse como un componente esencial de la estrategia de negocios de una compañía, es decir como parte de su oferta de valor, y no como una herramienta de marketing que busca crear la imagen de ‘buen ciudadano corporativo’ manteniendo verde un camellón.

 

El desempleo que se engrosa debido a ese apetito feroz de las empresas de hacer más con menos, frena las economías y, por ende, el nivel de consumo, y por ende, dificulta el entorno empresarial complicando en mayor o menor medida el alcance de sus objetivos… es un círculo vicioso pues.

 

Entonces, ¿por qué las autoridades de educación pública no dan señales de lucidez, sensibilidad y visión de largo alcance diseñando una reforma educativa seria? Sino están ocupadas en confeccionar un plan que eduque al país con base en el nuevo contexto mundial, entonces ¿qué hace la Secretaría de Educación Pública?

 

Me parece que presentar como emprendedor a un individuo que abre una papelería atendida por él y por su esposa para tener un ingreso familiar es hablar de autoempleo, no es hablar de una iniciativa empresarial innovadora con alto impacto social.

 

México necesita una sociedad educada. Hoy el país paga el precio de un régimen priísta de 70 años interesado en mantener a una población narcotizada por la ignorancia, indolencia política e incivilidad. Por qué los nuevos liderazgos del ‘renovado’ PRI dejaron la educación en manos del viejo partido?

 

El mundo ha cambiado en 12 años. Ha evolucionado. México sigue con mayorías con baja escolaridad -además de obsoleta- y minorías con mayor escolaridad en el sistema de enseñanza  privada. Todos convergen en la decepción: durante 12 años el país cambió de diablo en el mismo infierno.

 

El PAN no pudo y enlodó más el chiquero. Hoy, México -en su mayoría bronco- está harto de demagogia y dobles discursos.

 

 

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