KIEV. La tensión se hizo palpable en Simferópol, la capital de la república autónoma de Crimea, en el sur de Ucrania, entre la mayoría rusoparlante, temerosa tras el cambio de poder en Kiev, y la minoría tártara favorable al mantenimiento del status quo en la península mientras los líderes del movimiento que causó la dimisión del gobierno propuso Arséniy Yatsenyuk, figura relevante en las protestas como primer ministro.

 

Cerca de diez mil manifestantes pro rusos y pro ucranianos se congregaron ante el Parlamento de Crimea que debatía si apoya a las nuevas autoridades ucranianas que tomaron el poder tras el derrocamiento del régimen de Víktor Yanukóvich.

 

“¡Abajo la bandera de Rusia!”, “¡Gloria a Ucrania!”, gritaban los manifestantes tártaros (pro ucranianos), que pretendían impedir -y lo consiguieron- la celebración de la sesión parlamentaria, alegando que la mayoría prorrusa se proponía abogar por el separatismo de Crimea.

 

Aunque el presidente del parlamento local, Vladímir Konstantínov, aseguró que estaba excluida cualquier discusión sobre una posible secesión de Crimea, eso no calmó los ánimos, y entre los dos grupos opuestos de manifestantes estallaron enfrentamientos y se lanzaron piedras, botellas y palos.

 

Un funcionario de salud dijo que por lo menos 20 personas resultaron heridas, mientras el ministerio de salud local informó que una persona murió aparentemente de un ataque cardíaco.

 

Unos veinte tártaros (grupo étnico turco musulmán) consiguieron forzar su entrada a la Rada, pero ante la tensa situación, Rifat Chubarov, representante de esta minoría tártara favorable a la permanencia de la península en Ucrania, salió al exterior y pidió a sus partidarios que se disolvieran.

 

“La amenaza de la separación ha sido eliminada”, dijo Chubarov a la multitud. El líder tártaro anunció también que la sesión parlamentaria quedaba aplazada.

 

El Legislativo de Crimea está dominado por los diputados prorrusos, ya que los tártaros, que defienden la integridad territorial de Ucrania son minoría.

 

La mayoría étnica y lingüística rusa de esta autonomía -que entró a formar parte de la república soviética de Ucrania en 1954 por orden del entonces mandatario soviético, Nikita Jruschov, pretende que se celebre un referéndum para su regreso a Rusia, especialmente tras el triunfo revolucionario en Kiev y ante temores de una deriva nacionalista.

 

Mientras, la mayoría rusa del puerto crimeano de Sebastopol, expresó igualmente sus temores a la llegada de extremistas de Kiev, a los que acusan de usurpar el poder al cesar al presidente Yanukóvich.

 

Los rusos de Sebastopol acusan a los nacionalistas de Kiev y de las regiones occidentales de Ucrania de querer eliminarlos desde el punto de vista cultural.

 

Crimea cuenta con unos dos millones de habitantes, de los cuáles casi un 60% son rusos, un 25% ucranianos y un 12% tártaros.